Que ver en Budapest (Día 1): Puente de la Libertad, Ciudadela, Puente Elizabeth y Sinagoga.

Domingo 5 de Junio de 2016


Despertarse a las 4 de la mañana es menos duro cuando se hace para coger un avión. Aún así, aquel domingo a primera hora yo no hacía nada más que lamentarme por haber decidido comprar un vuelo que despegase tan temprano. Por suerte, habíamos pasado la noche a tan solo diez minutos del aeropuerto de Barajas. A las 5 de la mañana estábamos ya en la Terminal 1 del aeropuerto con un café y un croissant en la mano y a las 6 despegábamos puntuales rumbo a Budapest. 

Tres horas después de un vuelo que me pasé durmiendo aterrizábamos por primera vez en Hungría. Habíamos decidido hacer el trayecto hasta el hotel en taxi, los precios eran bastante económicos y la comodidad de llegar al hotel en poco mas de 20 minutos terminaron de convencernos. 

Antes de las 10 estábamos en la puerta del Ibis Budapest Centrum dejando el equipaje en consigna hasta que, después de las 12 del medio día, nos entregasen la habitación. A esas horas de la mañana ya no me arrepentía tanto de haber viajado tan temprano, teníamos todo el día por delante y las muchísimas horas de luz del mes de junio para dedicarlas a conocer la ciudad. 



El Danubio nos esperaba, pero en la ruta del día tenía una parada prevista antes de llegar a él para visitar el Mercado Central. Cuando tienes poco tiempo para preparar un viaje, es fácil que los planes no salgan como se planearon y la mala suerte de ese día nos perseguiría desde que al llegar al mercado nos lo encontrásemos cerrado por ser domingo.

La primera vez que vimos el Danubio lo hicimos junto al Puente de la Libertad, posiblemente el mas bonito de la ciudad después del Puente de las Cadenas. 



Teníamos que cruzarlo para llegar a la Ciudadela, donde teníamos previsto pasar las siguientes horas. El contraste del metal verde del puente con los tranvías amarillos que recorren Budapest hicieron que cada pocos pasos nos detuviésemos a hacer fotos.

Nada mas llegar a Pest, en la otra orilla del Danubio, nos encontramos con el Hotel Gellert, en el cual se ubica uno de los balnearios mas famosos de la ciudad. Y muy cerca de él, bajo el Monte Gellert llegamos a la Iglesia rupestre (Gellert Hill Cave) que sí teníamos intención de visitar. 


Mirador de la Iglesia Rupestre (Gellert Hill Cave)

Nuestra llegada coincidió con el horario de misas y la entrada a turistas estaba prohibida hasta un par de horas mas tarde (tampoco pensamos en esto cuando preparaba al viaje). Aún así entramos hasta el acceso (sin que nadie nos lo impidiese) y pudimos ver lo suficiente del interior para darnos cuenta de que la visita en sí no nos merecía las dos horas de espera. 

Y comenzamos a caminar ascendiendo el Monte Gellert hasta la Ciudadela. Fue una suerte ser precavidos y comprar un par de botellines de agua justo antes de empezar a subir porque la pendiente es muy pronunciada y casi nos deshidratamos en el ascenso. Nunca pensé que en Budapest pudiese hacer tantísimo calor, especialmente a esas horas del día cuando el Sol caía desde lo mas alto.



Cuando ya solo quedaban unos metros para llegar a la cima comenzamos a encontrarnos con algunos de los miradores mas bonitos de Budapest. Toda la ciudad se extendía bajo nosotros, y podíamos contemplar el Danubio y todos los puentes que lo cruzan de una a otra orilla. El esfuerzo había merecido la pena. 


Vistas desde la Ciudadela

Una vez arriba, la Estatua de la Libertad coronaba la cima. Y junto a ella se extendía la Fortaleza. Había leído en varios blogs de viaje que su interior albergaba un búnker de la Segunda Guerra Mundial que nos hubiese gustado conocer. Pero una vez en el acceso nos dijeron que el edificio estaba en remodelación y por lo tanto cerrado por varios años...


Estatua de la Libertad

Era la tercera visita planeada en el día que teníamos que cancelar. Así que una vez arriba, y dado lo mucho que nos había costado llegar en tiempo y esfuerzo, decidimos quedarnos a comer allí, al aire libre, en uno de los puestos que vendían platos típicos en plena calle. 

El paisaje que encontramos en el camino de bajada de la Ciudadela me gustó mucho mas que el de la subida, quizá lo disfruté mas por ser de descenso y porque, durante el tiempo que habíamos pasado comiendo, el cielo había comenzado a cubrirse y hacía mucho menos calor que en la subida.


Puente Elizabeth



Llegamos a la orilla del Danubio con mucha tarde por delante. El que no hubiésemos podido hacer muchas de las visitas planeadas adelantó mucho nuestro planing y aún teníamos tiempo de aprovechar la tarde en alguna visita mas. Nos íbamos a conocer la Sinagoga de Budapest. 


Cruzamos de nuevo a Pest por el Puente Elizabeth y llegamos al barrio judío en un corto paseo en el que nos tuvimos que resguardar de la lluvia en varias ocasiones. Hay varias entradas para acceder a la Sinagoga, dependiendo de las estancias que se deseen visitar. Nosotros escogimos la que permite el acceso a la Sinagoga y al Memorial. 



El interior de la Sinagoga de Budapest fue uno de los lugares que mas me sorprendió de la ciudad. Había visto fotos que no hacían justicia a lo bonito del lugar. Nos encantó.


Sinagoga de Budapest

Nos ofrecieron la posibilidad de unirnos a una visita guiada en español y lo hicimos durante unos minutos, pero las ganas de fotografiar cada rincón hicieron que al final decidiésemos completar la visita a nuestro ritmo. 


Cementerio de la Sinagoga de Budapest

En el exterior visitamos el cementerio y el memorial, donde la escultura del llamado Árbol de la Vida que simula un sauce llorón tiene el mayor protagonismo. Cada una de las hojas de este árbol lleva grabado el nombre de uno de los judíos asesinados durante el Holocausto Nazi.


Árbol de la Vida en la Sinagoga de Budapest

Cuando salimos decidimos que terminaríamos la tarde descansando en el Café New YorkEl Café New York es caro, muy caro, sobre todo comparándolo con los precios de las cafeterías de Budapest, pero nada mas entrar nos dimos cuenta de que el local merecía una visita. 


Café New York

Nos tomamos un par de helados a precio de oro y descansamos durante un buen rato. Estábamos bastante lejos de nuestro hotel y habíamos decidido regresar ya desde allí paseando, para descansar un rato y a hacer el check in por fin.


En el camino de regreso pasamos muy cerca del Szimpla Kert, uno de los ruin pubs o bares en ruina mas famosos de la ciudad, pero estábamos ya tan cansados que decidimos pasarlo por alto al menos por ese día.

Habíamos amanecido a las cuatro de la madrugada y desde entonces no habíamos parado. Sobre las ocho de la tarde llegamos a nuestra habitación del Ibis Centrum Hotel con la intención de descansar un rato antes de salir a cenar. Y nos dormimos. 

Lo siguiente que recuerdo fue la alarma del móvil que, como cada lunes, sonaba por la mañana para ir a trabajar...



  
   
        
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