Día 6: Williams y El Gran Cañón por la Desert View.

27 de Octubre de 2012 (Sábado)

Nos levantamos bastante pronto como habíamos planeado y como teníamos el desayuno incluido en el precio de la habitación nos dirigimos al edificio situado en frente del hotel en el cual lo sirven a diario. Desayunamos bastante rápido porque queríamos aprovechar al máximo las horas de luz y nos fuimos a recorrer el pueblo de Williams. Nos acercamos de nuevo al Wild West Junction, el exterior del restaurante está ambientado completamente en el oeste y es un buen lugar para hacer algunas fotos, a parte de los salones en los que estuvimos la noche anterior también hay algunas mesas en la calle donde comer en los meses de verano.


Justo al lado del Wild West Junction se encuentra el Bar Twisters, también ambientado en la Ruta 66


Cuando fuimos esa mañana estaba cerrado pero es otro de esos restaurantes de la ruta que merecen una visita.




Y justo en la calle situada detrás del Bar Twisters hay una señal enorme de la Ruta 66, un buen lugar para sacarse unas fotos…


Williams está lleno de referencias a la ruta, y de pequeñas tiendas con mucho encanto en las que hacer algunas compras, yo no me pude resistir y cuando comenzaron a abrirlas aprovechamos para entrar en algunas, curiosear y llevarnos algún recuerdo.



Otro lugar interesante de Williams que merece ser visitado es la Pete’s Rt 66 Gas Station.




Y por último nos acercamos de nuevo al restaurante Cruiser’s Café Route 66 para hacer algunas fotos, donde cenamos la noche anterior, y también ambientado en la Ruta.


Williams nos encantó, quizás es el pueblo que mas me gustó de todos los que vimos en el viaje junto a Lone Pine. Mucha gente recomienda dormir dentro del Gran Cañón pero sobre todo si viajáis como nosotros en una época en la que anochezca pronto creo que es mucha mejor opción Williams.



Nos marchamos con pena de este pueblo pero en poco más de una hora nos esperaba uno de los platos fuertes del viaje, el Gran Cañón. Aquí compramos el Pase Anual de los Parques Naturales por 80 $. No teníamos muy claro como íbamos a visitar el Gran Cañón, pensamos en recorrer la Hermist Rest en el bus gratuito pero al final desechamos la idea. Nuestros días eran muy cortos (más de lo que habíamos pensado al preparar el viaje), casi nunca nos daba tiempo a terminar con el planing del día y siempre se quedaban cosas pendientes, así que decidimos recorrer la Desert View en nuestro propio coche e ir disfrutando tranquilamente de todos los miradores que nos encontramos durante el camino.



Paramos en todos y cada uno de los miradores de la ruta, pero aún recuerdo la primera imagen que tuve del Gran Cañón cuando me acerqué al mirador de Mather Point y lo vi ante mi.

 



Creo que todos los que hemos ido guardaremos por siempre esa imagen en nuestra retina, no hay palabras para describirlo y las fotos realmente no reflejan lo que allí te encuentras. Ver el Gran Cañón por primera vez es sin duda uno de los mejores recuerdos que guardaré por siempre de este viaje.



Paramos en Mather Point, Yavapai Point, Yaki Point, Grandview Point, Moran Point, Lipan Point, Navajo Point y finalmente en el mirador de Desert View, donde se encuentra la torre vigía de los indios Anasazi que también entramos a visitar y desde donde hay unas espectaculares vistas del río.


 

Era ya bastante tarde para comer pero tuvimos que esperar hasta llegar a la Desert View área para poder comprar algo de comida en un supermercado e improvisar un picnic con algunos sándwiches y ensaladas.


   Mirador de Desert View

Dejamos el Gran Cañón algo después de las cinco de la tarde cuando ya estaba anocheciendo tras haber disfrutado de un precioso atardecer. Ver el cambio de los colores cuando el Sol comienza a descender es otra de las cosas que no olvidaremos. Me imagino que ver amanecer debe ser igual de especial y si podéis no dejéis de disfrutar de al menos uno de estos dos momentos del día en el parque.

Aún nos quedaban tres horas de viaje conduciendo en mitad de la noche para llegar a nuestro siguiente alojamiento, el hotel The View en Monument Valley. En Monument Valley hay que adelantar el reloj una hora respecto al horario del Gran Cañón, con lo que teníamos previsto llegar poco antes de las nueve. Se nos hizo bastante largo este tramo del viaje hasta que, poco después de pasar Kayenta, el paisaje comenzó a cambiar. Tan solo conseguíamos distinguir enormes figuras negras alzándose en medio de la noche mientras recorríamos la carretera. No puedo explicar la sensación que tuve al pasar por allí por primera vez pero desde ese momento supe que Monument Valley se convertiría en el lugar más mágico de los que he visitado nunca.
   
Cuando llegamos, me imagino que por ser ya de noche, no había nadie en las garitas que controlan el acceso al parque y las barreras de seguridad estaban levantadas así que nos ahorramos los 5 $ que cuesta la entrada (al estar gestionado por los indios no sirve el Anual Pass).

Terminamos el día cenando algunos platos típicos navajos en el restaurante del hotel    y volvimos por fin a la habitación a descansar.  

Al día siguiente nos esperaba el amanecer más bonito que hemos visto nunca.

PUEDES LEER EL RELATO COMPLETO DEL VIAJE:


  
   
        
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