Domingo 26 de Enero de 2014
Así que, sin ni si quiera desayunar, un poco antes de las nueve de la mañana estábamos ya recorriendo este precioso pueblo holandés y paseando por sus calles completamente solos.
Y una vez dentro, lo mejor es pasear con calma entre sus puentes y canales y perderse por cada rincón…
Cuando las primeras tiendas y comercios comenzaron a abrirse una media hora más tarde decidimos entrar a conocer otros de esos lugares de visita obligada en este lugar, la fábrica de zuecos y la quesería.
En la fábrica de zuecos es posible observar algunas demostraciones en directo de su elaboración, así como visitar el museo y la tienda donde poder comprar algunos de los muchos modelos que allí tienen expuestos.
A la entrada del pueblo hay un dispensador de mapas gratuitos con los principales puntos de interés, aunque todo está bastante cerca y es muy fácil orientarse.
Cuando terminamos de ver el pueblo regresamos al hotel, desayunamos mientras contemplábamos por última vez los molinos desde el ventanal del restaurante y nos marchamos en dirección a Ámsterdam donde llegamos unos veinte minutos más tarde, un poco antes de las doce de la mañana, dispuestos a dedicar el resto del día a conocer la capital del país.
Al levantarnos comprobamos que la
mañana de ese domingo amanecía por fin soleada. Estábamos a solo unos metros de
uno de los lugares más conocidos de Holanda y personalmente, de uno de los
pueblos que más ganas tenía de conocer del país.
Habíamos pasado la noche en el
Hotel D’Vijf Broers, situado en el pueblo de Zaandijk y separado solo por el
río Zaan del barrio de Zaanse Schans y sus famosos molinos y decidimos
aprovechar las primeras horas del día para conocer el lugar, antes de que los
turistas comenzasen a llegar y todo se llenase de gente haciendo que el pueblo
perdiese parte de su encanto.
Zaanse Schans |
Así que, sin ni si quiera desayunar, un poco antes de las nueve de la mañana estábamos ya recorriendo este precioso pueblo holandés y paseando por sus calles completamente solos.
Zaanse Schans es realmente un museo al aire libre. A diferencia de Marken, Zaanse Schans es un lugar claramente enfocado al turismo, en el que a parte de los molinos que le han hecho famoso, se han conservado otros lugares históricos que reflejan parte de la tradición holandesa. A pesar de esto, Zaanse Schans es uno de los lugares más bonitos que hemos visitado y aunque no es tan auténtico como Marken, es sin duda una visita obligada si se viaja a Holanda.
Desde el puente que cruza el río
Zaan se pueden observar las mejores vistas de la colección de molinos que posee
el pueblo.Y una vez dentro, lo mejor es pasear con calma entre sus puentes y canales y perderse por cada rincón…
Observar sus casas históricas,
construidas en madera de color verde, al igual que en la preciosa isla de
Marken, y disfrutar de la tranquilidad de las primeras horas de la mañana
completamente solos…
Cuando las primeras tiendas y comercios comenzaron a abrirse una media hora más tarde decidimos entrar a conocer otros de esos lugares de visita obligada en este lugar, la fábrica de zuecos y la quesería.
En la fábrica de zuecos es posible observar algunas demostraciones en directo de su elaboración, así como visitar el museo y la tienda donde poder comprar algunos de los muchos modelos que allí tienen expuestos.
Fábrica de zuecos |
En la quesería también se exponen
los métodos de elaboración de algunos de los quesos más típicos de Holanda…
Quesería |
A la entrada del pueblo hay un dispensador de mapas gratuitos con los principales puntos de interés, aunque todo está bastante cerca y es muy fácil orientarse.
Y si algo caracteriza a este
pueblo, a parte de sus molinos, es el aroma a chocolate que por allí se respira
procedente de una fábrica cercana y que, por momentos, nos resultó un tanto
desagradable.
Hicimos algunas compras, muchas,
muchas fotos y cuando casi habíamos recorrido por completo el lugar, comenzaron
a llegar varios autobuses repletos de turistas que llenaron todas las calles
del pueblo en apenas unos minutos. Fue sin duda una de las mejores ideas del
viaje pasar una noche en este lugar para aprovechar las primeras horas del día
allí.
Molinos en Zaanse Schans |
Cuando terminamos de ver el pueblo regresamos al hotel, desayunamos mientras contemplábamos por última vez los molinos desde el ventanal del restaurante y nos marchamos en dirección a Ámsterdam donde llegamos unos veinte minutos más tarde, un poco antes de las doce de la mañana, dispuestos a dedicar el resto del día a conocer la capital del país.
(function(d, sc, u) {
var s = d.createElement(sc), p = d.getElementsByTagName(sc)[0];
s.type = 'text/javascript';
s.async = true;
s.src = u + '?v=' + (+new Date());
p.parentNode.insertBefore(s,p);
})(document, 'script', '//aff.bstatic.com/static/affiliate_base/js/flexiproduct.js');
Puedes colaborar enriqueciendo el blog dejándonos un comentario con tus dudas, consejos, aportaciones o sugerencias. Te leemos! ⬇⬇