Ámsterdam (I): el mercado de las flores, canales, el Beaterio y más.

Lunes 27 de Enero de 2014

Poco antes de las doce de la mañana llegábamos a Ámsterdam después de un corto trayecto desde Zaanse Schans.

Ámsterdam es una ciudad muy fácil de recorrer a pie, la zona céntrica no es muy grande y los principales puntos de interés se encuentran en el interior del anillo que comprenden sus tres principales canales, Prinsengracht, Keizersgratch y Herengracht. 

Antes de viajar, pasé muchas horas planificando las visitas y las rutas que íbamos a realizar en Ámsterdam y, después de haber vuelto, puedo decir que la mejor manera de visitar la ciudad es perdiéndose por sus calles, descubriendo nuevos rincones y disfrutando de las vistas de los canales de la ciudad.

Y, aunque el itinerario que preparé nos ayudó a localizar con más facilidad alguno de los puntos de interés de la capital holandesa, llegó un momento en el que nos ocurrió algo parecido a lo que vivimos cuando viajamos a Venecia, y decidimos olvidarnos de las rutas preparadas y caminar un poco sin rumbo fijo dejándonos sorprender.



Antes de comenzar con la ruta que habíamos preparado pasamos por el hotel que teníamos reservado, el Ibis Ámsterdam Centre Stopera, a dejar el equipaje, y nos acercamos a un parking cercano, situado en la misma calle del hotel y con un acuerdo con éste, para aparcar el coche durante el tiempo que íbamos a quedarnos en la ciudad.  

Nuestro recorrido nos llevó a empezar la visita acercándonos en un corto paseo a la Rembrandplein, donde en los días de Navidad se instala un bonito mercado y desde donde pudimos contemplar por primera vez la Munttoren Torre de la Moneda.

Por el camino comenzamos a descubrir los principales canales de Ámsterdam, paseamos bordeando uno de los canales más bonitos de Ámsterdam, el Herengracht, y descubrimos pequeños rincones junto al canal Reguliersgracht, en una zona en la que pudimos sacar algunas de las mejores imágenes de Ámsterdam.  

Munttoren
Y es en esta zona es también desde donde es posible hacer la famosa foto de los siete puentes seguidos, eso sí, desde la perspectiva de un barco. Aunque en un principio teníamos la intención de realizar esa noche alguno de los cruceros de Canal Cruise que recorren los canales de Ámsterdam, la lluvia que comenzó a caer a última hora de la tarde hizo que tuviésemos que anular el plan previsto.   

La imagen de la torre de la Iglesia del Sur o Zuiderkerk apareció en nuestro camino dejándonos algunas de las mejores imágenes de Ámsterdam… 


Zuiderkerk

En nuestro recorrido hacia el barrio de los Museos atravesamos la Leidseplein donde, de haber ido en Navidad, hubiésemos podido visitar otro mercado y la pista de hielo que se instala allí cada mes de diciembre y muy cerca de allí, en Max Euweplein, pudimos ver una de las imágenes mas curiosas de la ciudad donde algunos vecinos se reúnen cada día para jugar unas partidas de ajedrez sobre un tablero gigante. 

Junto a la Museumplein se encuentran los principales museos de Ámsterdam. Nos hubiese gustado conocer el Museo Van Gogh o el Rijksmuseum pero en una viaje tan corto como éste no había tiempo y tuvimos que dejarlos para una “próxima vez”. Y, aunque no íbamos a entrar en los museos, queríamos llegar hasta allí para poder ver las famosas letras IAMSTERDAM que se encuentran en esta misma plaza aunque sacar una foto decente fue imposible entre los cientos de turistas que había allí en esos momentos. 

Paseamos más tarde por Vondelpark, el mayor parque de la ciudad y junto al cual, entre los números 20 y 32 de Roemer Visscherstraat, se encuentran una serie de casas cuyas fachadas están construidas con distintos estilos de diferentes países. Curiosas sin más.  

La siguiente parada de nuestra ruta nos llevaría a conocer el mercado de las flores, donde las casetas y los puestos de los vendedores se distribuyen sobre el canal Singel y donde en esta época es posible comprar bulbos de tulipanes de un sin fin de variedades además de otros muchos tipos de souvenirs. 

Mercado de las flores



Paseamos más tarde hacia la Plaza Spui desde donde nos costó varios minutos encontrar el acceso a uno de los lugares más conocidos de Ámsterdam, Begijnhof o el Beaterio.  Seguramente, el que resulte “algo” complicado encontrar alguna de las dos entradas por las que acceder a este patio sea uno de los motivos por los que posiblemente éste sea uno de los lugares más tranquilos y silenciosos de la ciudad.  Entre las estrechas fachadas de sus casas se encuentra también la casa más antigua de Ámsterdam.

Begijnhof

Y hasta aquí llegó nuestra primera mañana en Ámstertam, la tarde nos llevaría a descubrir otros de los lugares más conocidos de la ciudad, como la Casa de Ana Frank o el Barrio Rojo, pero eso será otra entrada.



  
   
        
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