Días 10 y 11: Venecia (I): San Marcos, San Giorgio Maggiore y algunos sestieres.

4 y 5 de Octubre de 2011

El día que llegamos por primera vez a Venecia aprovechamos para dormir algo más que de costumbre y salimos de Roma dejando atrás el caótico tráfico de la capital italiana.

Yo estaba impaciente por llegar, Venecia era mi mayor ilusión en este viaje por Italia y sentía que estaba a punto de conocer esa ciudad que tantas veces había visto en fotografías, cine y televisión y en la que tantas veces había deseado estar.

Llevábamos ya pagada nuestra estancia en el Parking Communale y llegar hasta él fue fácil, la señalización es muy buena y ya cuando cruzas el puente para entrar en Venecia se indican los accesos a los distintos parkings que hay en Piazzale Roma. Entramos por el acceso de “reservas” y nos mandaron directamente al piso superior, en la planta décima, el único descubierto.

Recuerdo ahora la sensación que me causó salir del coche en la azotea del parking y ver por primera vez Venecia ante mí. Fue una sensación preciosa después de desear tanto conocer la ciudad.



Me gustó y me impactó mucho mas de lo que hubiese imaginado, y en ese momento me di cuenta de que tres noches allí iban a ser pocas.
  
Después de instalarnos en el hotel salimos a pasear por la ciudad, sin rumbo, sin fotos, solo caminando, descubriendo rincones, canales, y siendo consciente de que por fin estaba haciendo realidad un sueño… Por fin, estábamos en Venecia...


Teníamos previsto empezar la mañana del día siguiente visitando los Itinerarios Secretos del Palacio Ducal. 

Había reservado la visita para las 9,30 h lo que nos suponía tener que levantarnos a las 7,30 h si queríamos llegar a tiempo puesto que para llegar a Piazzale Roma teníamos que recorrer todo el gran canal en vaporetto y como era de esperar después de más de diez días de viaje, nos dormimos.

Sonó el despertador y apenas nos enteramos, nos despertamos tres cuartos de hora mas tarde con la certeza de que ya sería imposible llegar a la hora prevista al Palacio Ducale, una pena por el dinero perdido. Pero nos lo tomamos con calma, iba a ser nuestro primer día completo en Venecia, y nuestro primer viaje en vaporetto por el Gran Canal, y no queríamos que las prisas nos lo estropeasen.

Recorrer el gran canal en vaporetto es una de las cosas que al menos se deben hacer una vez si se viaja a Venecia. Los bonos de viaje son muy recomendables, nosotros cogimos dos bonos de 36 horas y los amortizamos sobradamente, cada billete individual del vaporetto cuesta 6,50 €, sólo hay que echar cuentas.
Se dice que el Gran Canal de Venecia es la calle más bella del mundo, yo no encontraría mejores palabras para definir el lugar.

El Gran Canal; la calle más bella del mundo
Llegamos unos cuarenta minutos después a la Plaza de San Marcos, completamente llena de obras y andamios, una pena, aunque intenté imaginarme como sería el centro de la ciudad sin todo aquello…


Vimos el Palacio Ducale, la Basílica de San Marcos y el Campanile por fuera.

 


La cola para entrar al Palacio Ducale era enorme, la hora que teníamos reservada para la visita a los Itinerarios secretos había pasado hacía ya tiempo pero me dirigí a la entrada de “reservas” y les comenté lo ocurrido. Nos dejaron acceder sin problemas, y sin esperar, para hacer la visita convencional al Palacio Ducale; los Itinerarios Secretos tendrán que esperar a una ocasión mejor.

El Interior del Palacio Ducale

Cuando salimos la cola para entrar a la Basílica cruzaba gran parte de la plaza, nosotros habíamos hecho la reserva por solo 1 € a las 11,30 h porque no queríamos perdernos el interior iluminado (de 11,30h a 12,30h). La basílica es preciosa y el interior es simplemente espectacular.

La Basílica de San Marcos


Interior de la Basílica de San Marcos
Nos dirigimos después hacia el Puente de los Suspiros, cubierto por aquel entonces con un enorme cartel que le quitaba todo el encanto aunque sólo unos meses después de nuestro viaje retiraron la publicidad.

Seguimos paseando hasta que decidimos ir a la basílica de la isla de San Giorgio Maggiore. Habíamos pensado subir al Campanile de esta iglesia en lugar de hacerlo al Campanile de la Plaza de San Marcos pues, según parece, las vistas son mejores. Cogimos el vaporetto y en cinco minutos estábamos en la pequeña isla dispuestos a coger el ascensor para subir a contemplar las preciosas vistas que desde allí se divisan de toda la laguna.

Vistas de Venecia desde el Campanile de la Iglesia de San Giorgio Maggiore
Vistas desde San Giorgio Maggiore
La isla de San Giorgio Maggiore vista desde Venecia
La Iglesia de San Giorgio Maggiore
Comimos bastante tarde ya en el que me pareció el único restaurante de la isla y cogimos de nuevo el vaporetto para volver a Venecia. A la vuelta recorrimos el Sestiere de San Marcos hasta llegar al Puente dell’Academia desde donde vimos la Basílica de Santa María della Salutte.

Puente dell'Academia
Y nos adentrarnos después en el Sestiere de Dorsoduro, donde paseamos por el Zattere hasta llegar al Astillero de San Trovaso, un taller de góndolas artesanal.

Astillero de San Trovaso
Lo que nos quedaba de tarde lo dedicamos a recorrer sin rumbo los Sestieres de Santa Croce y San Polo, descubriendo a cada paso nuevos rincones…


Rincones de Venecia
 Venecia nos estaba encantando!  


  
   
        
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