Día 2 en Oporto (Tarde): Vila Nova de Gaia, bodegas y rabelos.


Sábado 18 de Abril de 2014 (Tarde)

Habíamos pasado la mañana de nuestro último día en Oporto visitando la Ribeira y decidimos terminar la tarde recorriendo VilaNova de Gaia, una localidad famosa por sus bodegas. Junto a la orilla izquierda del río Duero se concentran algunas de las bodegas más importantes y que más visitantes reciben, como Ferrerira, Ramos Pinto o Sandeman 

Para llegar a Vila Nova de Gaia tan sólo es necesario pasear por el Puente Luis I hasta la orilla contraria del río y una vez allí, a parte de visitar alguna de sus bodegas, también es imprescindible contemplar las preciosas vistas de Oporto con los rabelos en primer término.  




Estas embarcaciones (los rabelos) son típicas de esta orilla del Duero, y en ellas también es posible recorrer el río ya que en algunas se ofrecen excursiones de distinta duración. 

Rabelos en Vila Nova de Gaia

Nosotros pasamos lo que quedaba de tarde en esta localidad, visitando la bodega Sandeman, paseando y disfrutando de una preciosa puesta de Sol. 

Sandeman es una de las bodegas más importantes de Oporto y la elegimos un poco por casualidad, porque realmente no teníamos especial predilección por ninguna de ellas. La visita es guiada, cuesta 4 € y después de recorrer la bodega se realiza una cata de dos tipos de vino. Cuando nosotros llegamos ya no quedaban disponibles visitas guiadas en español, con lo que decidimos reservar el siguiente tour en inglés que comenzaba algo más de una hora después, tiempo que aprovechamos para tomarnos unos cafés junto al Duero. 

Sandeman

La visita a la bodega resultó bastante interesante, y las casi dos horas que pasamos allí transcurrieron entre explicaciones sobre los tipos de vino, visitas a las barricas donde fermentan, datos sobre la historia de la bodega a lo largo del tiempo y la proyección de un video (quizás lo menos interesante) sobre los campos de cultivo.

Bodega Sandeman

Aunque la mejor parte llegó al final del recorrido cuando nos invitaron a una cata de un vino blanco y otro rosado que pudimos probar antes de terminar la visita.


Cata de vinos

Era la primera vez que visitábamos una bodega y la experiencia nos gustó, aunque realmente la vimos muy enfocada a vender una “imagen de marca” más que a otra cosa. Quizás esperábamos una visita más enfocada al mundo del vino en general y no tanto a la marca Sandeman en particular pero, a pesar de esto, la entrada no nos resultó cara y es una buena forma de ocupar parte del día y conocer un poco más de una parte tan importante de la ciudad como son sus vinos. 

Cuando salimos nos fuimos a sentarnos junto a la orilla del río para esperar a que atardeciese para volver a disfrutar de una preciosa puesta de Sol como la noche anterior, pero esta vez junto al Duero y con los rabelos en primer término.

Oporto desde Vila Nova de Gaia

Desde una perspectiva diferente pero igual de bonita… 

Puente Luis I desde Vila Nova de Gaia

Habíamos pensado acudir esta noche a un local de fado, en concreto al Restaurante O Mal Cozinhado situado en la Ribeira y que habíamos visto estaba muy recomendado. Incluso esa misma mañana nos pasamos por la puerta para preguntar el horario de las actuaciones y para reservar mesa, pero se nos pasó el tiempo sin darnos cuenta en Vila Nova de Gaia y cuando quisimos ponernos en marcha la hora de las actuaciones había pasado ya con lo que finalmente decidimos no ir. 

Volvimos hacia Oporto cruzando el Puente Luis I por última vez y una vez en la orilla derecha del río tomamos el Funicular dos Guindais para ascender a la parte alta de la ciudad evitándonos subir a pie los largos tramos de escaleras que por la mañana habíamos recorrido en Terreiro da Sé. Mientras ascendíamos en el Funicular nos despedíamos de la Ribeira y del Puente Luis I con un último vistazo.  

Desde allí nos pusimos de camino al hotel donde cenamos en un restaurante cercano para después acercarnos por última vez a la Iglesia de Santo Ildefonso, que tanto nos había gustado el día anterior y desde donde nos despedimos de la ciudad.  

Iglesia de Santo Ildefonso

Vistas de la Torre de los Clérigos desde la Iglesia de Santo Ildefonso 

Oporto ha sido para nosotros una ciudad muy diferente a cualquiera de las que hemos visitado, una ciudad que parece haberse detenido en el tiempo y que está envuelta en un ambiente de nostalgia y decadencia que la convierten, sin duda, en un lugar especial. 


  
   
        
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