Visita al Palacio de Linderhof y noche en el Castillo de Colmberg.

Lunes 16 de Junio de 2014 (Tarde)


Palacio de Linderhof.



La carretera que une Fussen con Linderhof está llena de curvas y el trayecto, aunque no son demasiados kilómetros, se hace largo y un poco pesado.  Aún así, el paisaje es precioso y a medio camino nos encontramos con el Lago Plansee donde teníamos previsto hacer una parada que pospusimos para el regreso porque íbamos algo justos de tiempo. 

Aunque la hora de cierre del Palacio de Linderhof es a las seis de la tarde (en los meses de invierno a las cuatro), el último acceso es bastante más pronto y nosotros llegamos tan sólo veinte minutos antes de la última visita guiada de se iba a realizar ese día.   

Aquí como en Neuschwanstein también está prohibido sacar fotografías y el recorrido se hace en una visita guiada por las salas del palacio en apenas media hora.




Nosotros la hicimos en inglés porque no las realizan en español, pero antes de comenzar a recorrer las salas ofrecen también a todos los visitantes una pequeña carpeta con documentos e información del palacio en varios idiomas y con la traducción literal al castellano de todo lo que decía la guía durante la visita.




El interior del Palacio también es muy interesante aunque es bastante más pequeño que Neuschwanstein e incluso que Herrenchiemsee, el cuarto de los espejos junto con el dormitorio son seguramente las salas más impactantes de todas y la verdad es que te quedas sin palabras al ver el exceso en la decoración de todo el mobiliario del Rey Loco.

Pero si algo nos gustó de este Palacio fueron sus jardines y especialmente la Gruta de Venus, un lugar con un encanto especial que refleja mejor que ninguno la personalidad del Rey Loco, un hombre atormentado, solitario, con unos delirios de grandeza que necesitaba satisfacer constantemente, e incapaz de aceptarse a si mismo.


Gruta de Venus



Luis II de Baviera mandó construir esta gruta artificial inspirándose en la Ópera de Wagner, con un sistema de iluminación pionero en la época y una pequeña barca situada en el centro del lago en la que el Rey Loco pasaba horas sentado escuchando las obras del compositor.   

A pesar de que el lago, la cascada e incluso las estalactitas son completamente artificiales la sensación que tuvimos una vez dentro de la gruta fue la de estar en un lugar completamente natural. La Gruta de Venus es uno de los lugares más bonitos de Linderhof pero también es uno de los menos visitados, porque tan sólo abre unos pocos meses a lo largo del año.  





Cuando salimos de allí recorrimos los jardines casi en total soledad, eran ya cerca de las seis de la tarde y los visitantes del Linderhof ya comenzaban a marcharse con lo que teníamos el lugar para nosotros solos.

Nos esperaban tres horas de viaje para llegar al lugar en el que pasaríamos esa noche, el Castillo de Colmberg, pero antes tendríamos que deshacer el camino que nos separaba de Fussen volviendo por la misma carretera que habíamos llegado a Linderhof. La parada en el Lago Plansee, un lago situado entre montañas, nos había quedado pendiente y aprovechamos para descansar un rato junto a la orilla del lago, mientras las familias comenzaban a marcharse después de haber pasado un día de descanso en una de las zonas de ocio de los habitantes de Baviera. 

Lago Plansee

Lago Plansee

Castillo de Colmberg.


Tardamos un buen rato en ponernos de nuevo en ruta hacia Colmberg. Cuando buscábamos hoteles empecé a mirar alojamiento en Rothenburg ob der Tauber y todo lo que encontraba me resultaba carísimo para lo que los alojamientos ofrecían. Así que mientras hacía algunas reservas con cancelación gratuita en Rothenburg de alojamientos que no terminaban de convencerme empecé a pensar  que pasar la noche en un castillo de más de mil años de antigüedad y que formaba también parte de la famosa Ruta Romántica podría ser una buena opción y una experiencia que nunca habíamos tenido.  



Castillo de Colmberg
(Foto hecha a la mañana siguiente)


Llegamos a Colmberg mucho después de haber anochecido, bastante tarde y cansados, y nos encontramos con un pueblo vacío, en el que no había restaurantes y con un alojamiento, el castillo donde pasaríamos la noche, que no fue capaz de ofrecernos ninguna alternativa porque habían cerrado la cocina a las nueve de la noche. 

El castillo, al margen de que también sea un establecimiento hotelero, es un lugar precioso situado sobre una colina desde donde se divisan los campos que rodean el pueblo de Colmberg.


Vistas del pueblo desde el Castillo de Colmberg
(Foto hecha a la mañana siguiente)


Por dentro está decorado de una forma muy peculiar. Antes de acabar la noche decidimos recorrerlo y la verdad es que nos pareció un lugar de lo más curioso y tenebroso, en cada rincón de las salas que visitábamos nos encontrábamos con cunas con muñecas dentro...


Interior del Castillo de Colmberg
En la primera puerta a la izquierda del pasillo estaba nuestra habitación 


El castillo posee incluso una pequeña capilla que también visitamos y diferentes salas por las que es fácil perderse.


Capilla en el Castillo de Colmberg


Mientras lo recorríamos tuve la sensación de haber retrocedido en el tiempo a la época medieval.

Sala en el Castillo de Colmberg


Fue toda una experiencia pasar la noche allí, pero ahora que ya hemos vuelto aún nos arrepentimos de no haber dormido esta noche en Rothenburg. No porque el castillo no sea bonito en sí, que sí lo es, sino porque nos perdimos una de las mejores cosas que podríamos haber hecho en este viaje, ver Rothenburg ob der Tauber de noche, sin apenas gente e iluminado. De haberlo sabido hubiésemos dormido en Rothenburg y nos hubiésemos acercado al Castillo de Colmberg a comer y a visitarlo al día siguiente.

Tendríamos que conformarnos con ver Rothenburg ob der Tauber tan solo a la luz del día…

PUEDES LEER EL RELATO COMPLETO DEL VIAJE:


  
   
        
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