Una visita al Palacio de Herrenchiemsee.

Jueves 19 de Junio de 2014 (Tarde) 

El Palacio de Herrenchiemsee, la tercera residencia de Luis II de Baviera, se encuentra situado en una isla del lago Chiensee donde para llegar en necesario tomar un ferry desde el pueblo de Prien am Chiemsee. 


Llagamos a Prien una hora y media después de dejar Dachau y tras estacionar el coche en un gran parking cercano al puerto nos dirigimos a las taquillas para comprar los tickets del ferry que nos llevaría hasta la isla de Herreninsel.

Aunque la entrada a Herrenchiemsee está también incluida en la Tarjeta de los Palacios de Baviera es necesario comprar el billete del barco para los trayectos de ida y vuelta.  

En un corto viaje de unos quince minutos en el que disfrutamos del barco mientras veíamos como los veleros navegaban por el lago y las familias pasaban el día junto al agua, llegamos a Herreninsel.

Ferry a Herreninsel

Una vez en la isla nos dirigimos de nuevo a las taquillas donde nos canjearon las entradas para la visita guiada que se realizaría en inglés una hora más tarde y que sería la última que tendría lugar ese día. 

Desde el embarcadero de la isla donde nos dejó el ferry hasta el Palacio en sí hay que caminar unos veinte minutos aproximadamente, algo que es necesario saber a la hora de reservar la hora de acceso al Palacio, y aquí también, como en Neuschwanstein, es posible hacer el trayecto que separa el Palacio del embarcadero en calesas.  



Nosotros decidimos hacerlo a pie y fue una de las mejores decisiones que tomamos. El camino aquí, a diferencia de Neuschwanstein, es completamente llano y lo que no sabíamos es que el paisaje que nos encontraríamos en el paseo fuese a ser tan bonito. 



La influencia del Palacio de Versalles en la construcción de Herrenchiemsee es más que evidente. Luis II de Baviera fue siempre un gran admirador de Luis XIV de Francia, al que trató de imitar durante toda su vida y en quien deseaba convertirse, y fruto de esta admiración (o de su locura) quiso construir un Palacio a imagen y semejanza de Versalles. Es por esto que a Herrenchiemsee se le conoce como el pequeño Versalles alemán.

Herrenchiemsee

Luis II apenas vivió en él unos pocos días y el Palacio está aún inacabado ya que el Rey Loco se quedó sin fondos suficientes para finalizar su construcción.   

El palacio no es muy grande y el que la mayoría de las salas estén sin terminar hace que la visita guiada apenas dure veinte minutos. Las explicaciones en inglés vinieron también acompañadas de textos con la traducción literal al castellano y aquí, como en el resto de residencias del Rey Loco, tampoco está permitido tomar fotografías.  



El dormitorio privado del Rey y las salas de los espejos son las estancias que más impresionan del palacio sin duda, pero aquí pudimos ver algo diferente a lo que habíamos conocido en las anteriores visitas.  

Luis II, en su locura, rechazaba el contacto con las personas, era un personaje introvertido y solitario al que no le gustaba hablar ni el contacto físico. Hasta tal punto llegaba la soledad del rey que huía incluso del contacto con el servicio de Palacio y para no encontrarse con ellos mandó construir una mesa que mediante un sistema de poleas ascendía al comedor real con los platos ya servidos desde la zona de servicio situada en el sótano.  

Fue curioso ver el invento del Rey y un buen ejemplo de hasta que punto llegaba a ser un personaje atormentado Luis II de Baviera.    



Tras nuestra visita cerraron el Palacio y la gente comenzó a volver a toda prisa al embarcadero para no perder el ferry de regreso a Prien am Chiemsee. Nosotros aprovechamos que aquí, como en Linderhof, también nos quedamos prácticamente solos en los jardines para hacer algunas fotografías sin apenas gente.  



Regresamos los últimos al embarcadero, paseando por el mismo camino por el que habíamos llegado al Palacio y sintiéndonos casi solos en la isla, y con la hora justa, tomamos el último barco de regreso.  


Embarcadero en Herreninsel

Dimos un último paseo por Prien mientras decidíamos como terminar el día. Nos faltaba algo menos de una hora para llegar a Salzburgo pero era ya bastante tarde, con lo que después de pensarlo un rato decidimos quedarnos a cenar en Prien am Chiemsee.  Terminamos el día en el restaurante Luitpold am See situado junto al lago, donde comimos de maravilla mientras disfrutábamos de las vistas y de nuestra última tarde en Alemania. 



  
   
        
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