Mauthausen; el infierno del holocausto nazi.

Viernes 20 de Junio de 2014 (Mañana)

Nos levantamos nuestra primera mañana en Austria con la idea dedicar el día a conocer la ciudad de Salzburgo, pero los planes cambiaron al poco de pisar la calle.

Desayunamos en el hotel mientras veíamos como llovía y como el cielo de Salzburgo se ponía más y más oscuro y aun así decidimos no perder la esperanza de que saliese el Sol y asumir que, aunque normalmente solemos tener mucha suerte con el tiempo, de vez en cuando la lluvia también puede aparecer en nuestros viajes.

Cuando tras recorrer apenas 500 metros ya estábamos calados hasta los huesos nos dimos cuenta de que una visita bajo la lluvia no era lo que esperábamos de Salzburgo y, después de pensarlo tan sólo unos segundos, decidimos tomar la mejor decisión posible y volver al hotel para coger el coche y ponernos rumbo a Mauthausen donde pasaríamos la mañana visitando uno de los campos de concentración nazi más grandes de Europa. 




Llegamos a Mauthausen una hora y media más tarde y, aunque el cielo aún estaba nublado, apenas llovía.

Mauthausen

Habíamos pasado la mañana del día anterior en Dachau y creíamos que esta vez íbamos más “preparados” para la visita y para lo que nos esperaba en Mauthausen pero no fue así. A diferencia de Dachau, aquí no hay audioguías disponibles en español (solo en alemán e inglés) y eso es algo que no terminamos de entender siendo Mauthausen un campo de exterminio al que se le llegó a conocer como “el campo de los españoles” y en el que se cree que fallecieron en torno a 5.000 prisioneros de nuestro país. A pesar de esto, a la entrada tan sólo nos dejaron un folleto en castellano en el que al menos se indicaba en un plano cada una de las partes del Campo y se hacía una breve descripción de ellas, además de un resumen general de la historia de Mauthausen.

Muro de las lamentaciones en Mauthausen

Con sólo esta información recorrimos las dependencias recordando algunas de las informaciones que habíamos escuchado la mañana anterior en Dachau.



En nuestro recorrido por Mauthausen visitamos los barracones, la enfermería, las dependencias de las S.S. y los memoriales, entramos en las cámaras de gas y pasamos junto a los terribles hornos crematorios en un recorrido que hicimos casi en solitario por el campo bajo un cielo gris.

Barracones



No voy a repetir lo que nos marcó la visita a cada uno de estos lugares porque ya lo hice cuando hablé de nuestra visita a Dachau, pero la última parte de la mañana resultó difícil de olvidar.


Después de caminar por todo el recinto nos acercamos a las alambradas que separaban a los presos del mundo exterior y donde los soldados de las S.S. vigilaban desde las torres y practicaban unas de las muchas formas de exterminio llevadas a cabo en Mauthausen; los tiroteos masivos. El campo contaba con una zona de seguridad a la que los prisioneros no podían acceder situada entre las alambradas y el campo. A menudo, los soldados de las S.S. empujaban a los reclusos a esta zona de control y desde las torres eran fusilados de forma masiva.


Este es un ejemplo más del horror que allí se vivió, aunque sin duda lo que marcó a este campo de exterminio nazi fue la conocida como Escalera de la Muerte. La ubicación de Mauthausen se decidió por la existencia de una cantera de granito (Wiener Graben) situada a escasos metros de los barracones donde los prisioneros eran obligados a trabajar durante largas jornadas extrayendo piedras y construyendo una escalera infinita, que era destruida cada vez que estaba a punto de concluirse.  


Cuando creíamos que ya prácticamente habíamos terminado la visita decidimos salir del recinto para comenzar a caminar hasta el llamado “Muro de los Paracaidistas” y la sensación que tuve allí fue difícil de explicar.

En el camino hacia la cantera atravesamos los distintos memoriales a los fallecidos durante el holocausto nazi. 


Leíamos una tras otra las cifras de los muertos de los diferentes países, veíamos banderas, crespones negros, fotos de personas que perdieron sus vidas en aquellos años y los mensajes de sus familiares echándoles de menos, y nos era imposible encontrar sentido alguno a todo aquello.

Memoriales

Comenzamos a andar sobre un camino de piedras que dolían al caminar, bajo un día frío del mes de junio, tratándonos de imaginar como las temperaturas de la zona en pleno invierno podrían influir a los presos que trabajaban a diario en esa cantera sin apenas ropa y sin casi recibir alimento.

Memorial en Mauthausen

Bajamos la “Escalera de la Muerte” paso a paso, sin casi querer pisar las piedras con las que fue construida, hasta llegar a la cantera donde los prisioneros eran obligados a extraer piedra sin descanso, a cargarlas a sus espaldas, a subir esos largos tramos de escalones mientras eran sometidos a malos tratos… y desde allí abajo vimos la inmensidad del llamado “Muro de los Paracaidistas” y en ese momento no pude evitar que se me saltasen las lágrimas.




Escalera de la Muerte y Cantera 

Quizás sin haber estado allí sea difícil de comprender, pero ponerse en el lugar de aquellas personas en ese momento, rodeados de ese recuerdo de esclavitud y trabajo forzoso al que fueron sometidos fue difícil para mí.

No nos fue difícil entender que a muchos de esos prisioneros se les terminasen sus fuerzas y tomasen la decisión de saltar al vacío desde lo alto de la cantera y acabar con todo ese horror, dando así nombre a este lugar al que tristemente se conoce como Muro de los Paracaidistas.


Vistas generales del llamado Muro de los Paracaidistas

No es de extrañar que Mauthausen pasase a la historia como uno de los campos de exterminio que contó con más víctimas mortales, la mayoría de ellos fallecidos a causa de la explotación de su esfuerzo físico. En total se cree que unos 100.000 presos perdieron su vida en este campo de exterminio nazi.

Desde la Cantera subimos de nuevo los peldaños de la escalera y regresamos al parking para poner rumbo a Salzburgo con una sensación triste. Paramos a comer en el camino y sobre las tres llegamos a una ciudad donde por suerte ya había dejado de llover. Esa misma tarde comenzaríamos a recorrer la ciudad natal de Mozart.  

Nota: La visita a Mauthausen tiene un coste de 2 € y el campo abre a diario desde las 9,00 a las 17,30 h. 

PUEDES LEER EL RELATO COMPLETO DEL VIAJE:

  
   
        
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