El oráculo de Delfos.

Domingo 11 de Octubre de 2015

Nos esperaba un largo día de viaje que nos llevaría a primera hora de la mañana desde Santorini a Atenas en un vuelo de Ryanair. Una vez en el aeropuerto de la capital griega, alquilaríamos un segundo coche con el que llegaríamos al terminar el día a Kastraki, un pequeño pueblo junto a las montañas de Meteora. Durante el trayecto aprovecharíamos para desviarnos unos kilómetros con el objetivo de visitar las ruinas arqueológicas de Delfos y su Museo.

A las seis de la mañana del domingo sonaba el despertador. La noche anterior ya habíamos realizado el check out y acordamos con la propietaria del hotel dejar las llaves en la recepción antes de marcharnos con el fin de no perder demasiado tiempo.


A las siete de la mañana, quince minutos después de salir se Imerovigli, llegamos al Aeropuerto de Santorini. No nos sobraba demasiado tiempo y mientras Miguel Ángel se encargaba de devolver el coche de alquiler, yo me ponía a esperar en una cola de facturación que apenas avanzó en más de media hora. Ryanair sólo tenía un mostrador funcionando cuando apenas quedaba media hora para embarcar y muy pocos pasajeros habían conseguido facturar sus maletas a esas alturas de la mañana. 

La verdad es que fue un poco caótica la organización que nos encontramos al llegar al aeropuerto, y al final, terminaron pidiendo por megafonía que los pasajeros de nuestro vuelo tuviesen preferencia para pasar a la zona de embarque. 

Despegamos con mas de media hora de retraso y, aunque fue un vuelo corto de unos cuarenta minutos, lo recuerdo como el peor del viaje por el estrés que pasamos antes del embarque, y por el calor insoportable que hacía dentro del avión.

Nada mas llegar al Aeropuerto de Atenas, poco antes de las diez de la mañana, aprovechamos para desayunar en una cafetería antes de pasar por la oficina de Thrifty para recoger el Toyota Aygo que nos acompañaría los siguientes días.

El objetivo final del día era llegar a Kastraki, donde teníamos reservado el alojamiento para las siguientes dos noches, pero aprovecharíamos el día desviándonos unos kilómetros con el fin de visitar las ruinas arqueológicas y el museo de Delfos.

Unas dos horas y media (con alguna parada) y unos 200 kilómetros nos costó llegar hasta Delfos desde el Aeropuerto de Atenas, y sobre la una de la tarde estábamos comenzando a visitar uno de los recintos arqueológicos mas importantes del mundo.


Templo de Atenea, Delfos

La entrada combinada para el sitio arqueológico y para el museo cuesta 9 €. Ambos se encuentran a las afueras del pueblo de Delphi, y separados entre sí por apenas 500 metros. El Templo de Atenea, en cambio, se encuentra en un recinto independiente, de libre acceso y por lo tanto gratuito, a unos diez minutos a pie del sitio arqueológico. Todo lo encontramos muy bien indicado en una mapa impreso que nos entregaron junto a los tickets en las taquillas. 

Las ruinas se encuentran situadas en la ladera del Monte Parnaso, en medio de un paisaje verde y rodeados de montañas. 

La visita se realiza a través de sendero que asciende entre los principales puntos de interés del santuario, como el Templo de Apolo o el impresionante Teatro

Teatro, Delfos

A pesar de ser octubre, hacía bastante calor y la subida se nos hizo un poco cansada, pero las vistas que teníamos lo compensaban, y durante un rato decidimos sentarnos a la sombra para disfrutar de todo aquello. 


Delfos

Cuando salimos del recinto visitamos el famoso Templo de Atenea, situado a unos diez minutos, en el lado sur de la carretera. 


Templo de Atenea, Delfos

Una vez allí me llamó mucho la atención, no tanto que fuese gratuito visitar esta parte del yacimiento, sino que el acceso fuese completamente libre y las ruinas no estuviesen protegidas de algún modo.

Para terminar la visita volvimos sobre nuestros pasos hacia el Museo. El edificio no es muy grande y recorrerlo completamente apenas nos llevó una hora. 

Esfinge de Naxos, Museo de Delfos

Viendo algunas de las obras que conserva, como los Gemelos de Argos, la esfinge de Naxos o el famoso Auriga de bronce, completamos la visita a Delfos.


Auriga de Bronce y Gemelos de Argos en el Museo de Delfos

Poco después de las cuatro de la tarde salíamos del edificio y, antes de ponernos de nuevo en ruta, descansamos un rato en la terraza de la cafetería y aprovechamos para comer un par de bocadillos que compramos allí mismo. 

Aún nos separaban casi 250 km hasta llegar a Kastraki, el pueblo donde pasaríamos la noche, y unas tres horas y media de trayecto que se nos hicieron bastante largas.

Llegamos ya de noche cerrada al Hotel Kastraki, en Meteora, y en ese momento no pudimos disfrutar del precioso paisaje con el que nos despertaríamos a la mañana siguiente. 




Hotel Kastraki

Tan solo tuvimos tiempo y ganas de terminar el día cenando carne a la brasa en una taberna griega típica (Taberna Meteora), situada justo en frente de nuestro hotel.


  
   
        
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