Lunes 12 de Octubre de 2015
Cuando hace tiempo descubrimos en imágenes este lugar del mundo, supimos que en algún momento viajaríamos a la región de Tesalia para conocer estas montañas.
Realmente, conocer los Monasterios de Meteora era una de las cosas que mas ganas teníamos de hacer en nuestra ruta por Grecia. Por eso, aunque la mayoría de los viajeros dedican tan solo medio día a visitarlos, nosotros decidimos pasar dos noches en la zona, para conocerla con calma, y poder disfrutar del amanecer y del atardecer en uno de los lugares más fotogénicos que conocemos hasta el momento.
Amanecer en Meteora |
Realmente, conocer los Monasterios de Meteora era una de las cosas que mas ganas teníamos de hacer en nuestra ruta por Grecia. Por eso, aunque la mayoría de los viajeros dedican tan solo medio día a visitarlos, nosotros decidimos pasar dos noches en la zona, para conocerla con calma, y poder disfrutar del amanecer y del atardecer en uno de los lugares más fotogénicos que conocemos hasta el momento.
Existen un total de seis monasterios visitables, que se construyeron en lugares de muy difícil acceso, en la cima de las montañas, con el fin de que los monjes ortodoxos que los habitaban pudiesen permanecer aislados .
En su momento, tal era el aislamiento, que utilizaban un sistema de poleas que hoy en día aún se conserva para transportar comida y para que incluso los propios monjes pudiesen acceder a los monasterios. Mas tarde, mientras visitábamos el Gran Meteoro pudimos ver en funcionamiento uno de estos transportes.
Con el tiempo se construyeron caminos de acceso y largos tramos de escaleras para poder llegar hasta ellos con mas facilidad, aunque en algunos casos puede ser bastante cansado y llevar mucho tiempo ascender tantos peldaños hasta la cima de la montaña.
Monasterio de San Nicolás.
Una carretera desde la localidad de Kastraki, la mas cercana, permite llegar hasta las cercanías de cada uno de los monasterios en apenas unos minutos. El Monasterio de San Nicolás es el primero que aparece en el camino unos minutos después de dejar Kastraki. Había leído que era uno de los mas pequeños y que las vistas desde sus terrazas no eran de las mejores, además de que en algunos lugares indicaban que en los meses de invierno permanecía cerrado (parece ser que no es cierto), con lo que decidimos pasarlo por alto y no visitar su interior.
Monasterio de San Nicolás |
Ascendimos por la carretera pasando sin detenernos junto al Monasterio de Varlaam, que visitaríamos al regreso, hasta llegar al Monasterio mas grande e importante de todos, el Gran Meteoro.
Gran Meteoro.
La importancia de éste monasterio sobre los demás ya la percibimos al llegar al pequeño parking y encontrarnos una decena de autobuses de excursiones organizadas allí aparcados. Esto, además de las decenas de puestos de souvenirs alineados junto a la entrada del monasterio, y varios camiones de refrescos que también encontramos allí, fue un buen ejemplo de que el número de viajeros que recibe es mucho mayor al del resto.
La entrada a cada uno de los Monasterios cuesta 3 € y es un requisito imprescindible que las mujeres accedan con falda larga. En el caso de no llevarla (como el mío), en las taquillas te ofrecen de manera gratuita unas telas que se anudan con un lazo a la cintura y que se colocan sobre la ropa simulando esta prenda.
El monasterio cuenta con varias salas, un patio interior y varios museos de grabados, códices y joyas que visitamos bastante rápido. Tanto en las salas interiores del Gran Meteoro, como en el resto de monasterios, está prohibido tomar fotografías.
Monasterio de Varlaam.
Regresamos al parking después de descender las interminables escaleras y nos acercamos al vecino Monasterio de Varlaam o de Todos los Santos. Tras subir otro tramo mas de escaleras interminables llegamos a este segundo monasterio que tan solo cuenta con una pequeña iglesia y con un par de salas.
Es sin duda mucho mas pequeño que el Gran Meteoro y lo visitamos en apenas unos minutos.
Realmente la visita a este monasterio fue del todo prescindible, lo encontramos completamente en obras, con algún que otro andamio y escombros en cada rincón y con muy pocas salas visitables. No hubiese estado mal que antes de acceder nos hubiesen informado de como íbamos a encontrar el recinto porque seguramente hubiésemos prescindido de la visita.
Patio en Varlaam |
Es sin duda mucho mas pequeño que el Gran Meteoro y lo visitamos en apenas unos minutos.
Monasterio de Varlaam |
Monasterio de Rossanou.
Al medio día, los monasterios cierran el acceso a la 13,00 h, aunque vuelven a abrir un par de horas por la tarde a partir de las 15,00 h. Cuando salíamos de Varlaam apenas era medio día, con lo que decidimos visitar el Monasterio de Roussanou o de Santa Barbara.
Interior del Monasterio de Roussanou |
Realmente en este momento nos dimos cuenta de que muy posiblemente no mereciese mucho la pena visitar todos y cada uno de los Monasterios de Meteora. Las salas eran bastante similares unas a otras y sin duda lo mejor de estar allí era el paisaje que podíamos observar, las montañas erosionadas con la imagen de esos monasterios que sin duda parecían estar suspendidos en el aire.
Descendiendo por la carretera hacia los dos últimos monasterios que nos faltaban por visitar, encontramos algunos de los mejores miradores de Meteora. Esa misma tarde regresaríamos para ver atardecer desde ese mismo punto.
Monasterio de la Santa Trinidad.
La decepcionante visita a Roussanou hizo que prescindiésemos de visitar el último de los monasterios abiertos al público ese día, el Monasterio de la Santa Trinidad.
Monasterio de San Esteban.
El último de los Monasterios, el de San Esteban, en la actualidad habitado por monjas, se encontraba cerrado al público por ser martes. Aunque ya sabíamos previamente que no podríamos conocer el interior fue una pena que, siendo el único de fácil acceso, no pudiésemos visitarlo.
Nos conformamos con fotografiar el exterior y retratar a una pareja de bebés gatos que merodeaban por la entrada. Estuviésemos en Santorini, Delfos o Meteora, a esas alturas del viaje ya nos habíamos dado cuenta de la cantidad de gatos que encontrábamos en cualquier lugar al que íbamos de Grecia.
Monasterio de San Esteban |
Nos conformamos con fotografiar el exterior y retratar a una pareja de bebés gatos que merodeaban por la entrada. Estuviésemos en Santorini, Delfos o Meteora, a esas alturas del viaje ya nos habíamos dado cuenta de la cantidad de gatos que encontrábamos en cualquier lugar al que íbamos de Grecia.
A media tarde, emprendimos de nuevo el ascenso por la carretera, pero esta vez sin detenernos hasta llegar al mirador que habíamos localizado esa misma mañana, y esperamos allí hasta ver ponerse el Sol.
Atardece en Meteora.
Atardece en Meteora.
Atardecer en la montaña de Meteora |
Atardecer en las montañas de Meteora |
Ya de noche volvimos a Kastraki a comprar algunos recuerdos y a la hora de cenar decidimos probar nuevas opciones y cambiar de taberna a pesar que el local donde habíamos comido y cenado la noche anterior no podía gustarnos más.
Acabamos en otro local que parecía tener buena pinta, situado unos metros carretera arriba desde nuestro hotel. No recuerdo el nombre (ni falta que hace), porque fue con diferencia el lugar donde peor comimos de todo el viaje.
Al día siguiente volvíamos a ponernos en ruta, viajábamos hasta Atenas para pasar nuestros dos últimos días en Grecia visitando la capital del país.
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