Domingo 27 de Marzo de 2016
La mañana de este domingo iba a
ser la última en la ciudad. Miguel Ángel había puesto el despertador de madrugada
en su afición por fotografiar amaneceres y, también de madrugada, puso rumbo
con el coche al Puente Vasco de Gama.
Yo me quedé durmiendo y horas después, cuando regresó a la Petite Maison, pude ver el resultado de un trabajo hecho cuando no importa el frío ni el no dormir para conseguir una imagen única. Cuando lo único que importa es capturar el momento.
El resto de la mañana, antes de poner rumbo a Madrid, lo dedicaríamos a conocer el Palacio de Queluz. No sé muy bien por qué no esperaba demasiado de este lugar porque a los dos nos encantó. Quizás, el que lo visitásemos casi solos y el contraste con los miles de turistas que habíamos encontrado dos días antes en Sintra hizo que valorásemos el disfrutar de este lugar sin gente.
El exterior del Palacio de Queluz es bastante sobrio. La fachada está decorada en tonos pastel y la verdad es que no es lo más llamativo del lugar. Lo mejor de la visita lo encontramos en los jardines y en el recorrido que hicimos por el interior del mismo.
Visitamos, una tras otra, las dependencias de esta residencia real entre las que destacan la Sala del Trono, la Sala de Música y la de los Embajadores, junto con el Pasillo de los Azulejos o la Capilla.
El Canal de los Azulejos es posiblemente uno de los lugares mas conocidos de los jardines de Queluz, un lugar que en ocasiones se llenaba de agua para que la realeza pudiese disfrutar de un paseo en barca.
Recorrimos el jardín del laberinto, paseamos junto a lagos y fuentes, y entre cientos de esculturas que se repartían por todo el terreno, y regresamos de nuevo bastante mas tarde al edificio para acceder al interior por uno de los rincones mas conocidos de Queluz, la Escalinata de Los Leones.
Incluso tuvimos tiempo mas tarde de sentarnos en la terraza de la cafetería, mientras veíamos los jardines de Queluz, para tomar algo y despedirnos de Lisboa con una última mirada al Palacio.
Comimos algo rápido y regresamos al coche. Nos esperaban muchos, muchos km hasta llegar a Madrid, donde haríamos noche antes de volver a casa. Y nos esperaba un tráfico infernal y atascos interminables que nos hicieron perder demasiado tiempo en carretera. El regreso en coche después de una Semana Santa nunca es fácil.
A pesar de esto guardamos un gran recuerdo de nuestra segunda visita a Lisboa. Ha sido la primera vez hasta el momento que hemos repetido destino (que no país) y no descartamos volver a hacerlo.
- Precio ticket Palacio de Queluz: 10 €
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