Miércoles 30 de Enero de 2019
Habíamos decidido dedicar la
mañana del que iba a ser nuestro segundo día completo en la ciudad a realizar
algunas visitas culturales. Lo cierto es que Marrakech no destaca por su
cantidad de monumentos arquitectónicos, pero sí hay algunas visitas que merecen
la pena y que no queríamos pasar por alto.
Seguramente el lugar que aparece
recomendado en todas las guías de viaje como imprescindible en una visita a la
ciudad es la Madraza de Ben Youseff, aunque nosotros ya sabíamos antes de
realizar el viaje que la encontraríamos cerrada por restauración.
Además de la Madraza, Marrakech
cuenta con un par de Palacios (El Palacio Bahía y El Palacio Badí), con las
Tumbas Saadíes, y con algunos jardines bastante famosos como son los Jardines
Majorelle y los Jardines de Menara.
De entre todas estas visitas
decidimos prescindir del Palacio Badí por encontrarse en ruinas, y de los
Jardines de Menara para centrarnos en los Jardines Majorelle.
Aquella mañana un taxista nos
llevó desde nuestro hotel hasta el mismo acceso del Palacio Bahía. En aquella
zona, situada al sur de la Plaza Jamaa el Fnaa, todo parecía algo más tranquilo
que en el centro de la Medina. Había coches, montones de coches, y mucha, mucha
gente que pasaba las primeras horas de la mañana comprando en los mercados de
la calle… Pero, por suerte, no había vendedores persiguiéndote a cada paso, y
eso hizo que aquel día, aquella mañana, comenzásemos a disfrutar de verdad de
nuestro viaje a la ciudad.
El Palacio Bahía.
Quizás fue la
sorpresa, quizás no esperaba demasiado y me encontré con un lugar que superó
nuestras expectativas, o quizás fue que en esos momentos ya comenzaba a
adaptarme al ritmo de la ciudad…
Recorrimos una tras otra todas
sus estancias, entrando a todos sus patios, a sus jardines plagados de naranjos,
y visitando todas las habitaciones que, a pesar de carecer de mobiliario,
cuentan con elementos arquitectónicos suficientes para que el lugar se
convirtiese en uno de nuestros favoritos en Marrakech.
Paseamos parando una vez tras
otra a realizar fotos, a los puestos de fruta y verdura que encontrábamos, a
las calles, a la gente sin más…
Tumbas Saadíes.
Y a media mañana llegamos al
acceso de las Tumbas Saadíes, situadas junto a la Mezquita El Yazid.
Tumbas Saadíes |
Tras el acceso encontramos un
pequeño recinto con más de cien tumbas en las que descansan los sirvientes y
guerreros de la dinastía saadí.
Todas las tumbas están decoradas
con mosaicos y, aunque el jardín en el que se encuentran por sí solo merece la
visita, el lugar más importante y realmente imprescindible es el mausoleo
principal, que alberga los cuerpos del Sultán y su familia.
Mausoleo Principal |
Y si el Palacio Bahía nos había
parecido una visita imprescindible en Marrakech, las Tumbas Saadíes lo son
igualmente, aunque en este caso la visita nos llevase apenas media hora.
Decidimos comer al terminar la visita, y a la salida, en una pequeña plaza, encontramos la terraza del Zeit Oun Café. Un local que pertenece a una cadena y que ya habíamos probado el día anterior en la Plaza Jamaa el Fnaa.
Pedimos un tajin de pollo y
verduras y otro con pasta y ternera, dos guisos típicos servidos en cazuela de
barro que no podíamos dejar de probar, y terminamos la comida con unos dulces
típicos marroquíes a base de yogur con miel y briwat de almendras.
Jardines Majorelle.
Las primeras horas de la tarde
las pasamos en los Jardines Majorelle, hasta donde llegamos en taxi. La
realidad es que visitar estos jardines no era algo que me apeteciese mucho
realizar, no tenía claro si el desplazamiento iba a merecer la pena y hasta el
último momento, dudamos en ir.
Ahora que ya hemos vuelto, la
realidad es que no me arrepiento de haberlos visitado, aunque no es un lugar
que consideraría como imprescindible en una primera visita a la ciudad.
Los jardines son propiedad de
Jacques Majorelle y albergan decenas de especies de plantas, lagos con fuentes,
estanques con plantas acuáticas, y construcciones en llamativos colores azules
y amarillos…
La realidad es que los jardines transmiten paz, y es sin duda un buen lugar para resguardarte del calor y para alejarte del caos del centro de Marrakech.
Jardines Majorelle |
Un caos al que ya nos estábamos empezando a acostumbrar, una ciudad que en este segundo día habíamos comenzado a descubrir con otra mirada y que, poco a poco, habíamos aprendido a disfrutar.
PUEDES LEER EL RELATO COMPLETO DEL VIAJE
- Marrakech: Preparativos y Alojamiento (Iberostar Club Palmeraie)
- Marrakech (I): Plaza Jamaa el Fna, Mezquita Koutoubia, Zocos, Curtidurías, Plaza de las Especias...
- Marrakech (II): Palacio Bahía, Tumbas Saadíes, Jardines Majorelle
- Marrakech (III): El Palmeral, Hotel La Mamounia, Atardecer en Jamaa el Fna
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