Domingo 21 de Abril de 2019
Una vez allí hay varias rutas de senderismo. Es posible ascender caminando a través del bosque, cruzando puentes de madera sobre el agua, hasta situarte detrás de la cascada y conseguir la foto más famosa de este lugar, con el Hotel Giessbach al fondo.
Ballenberg, un Museo al Aire Libre donde pasar el día.
Ballenberg nos pareció un lugar al que hay que dedicarle tiempo y que es necesario visitar con calma, pero que es sin duda una visita imprescindible especialmente si viajáis con niños.
Era media tarde cuando dejamos
Ballenberg y nos pusimos de nuevo en ruta. La idea inicial era completar el
recorrido por el Lago Brienz visitando el pueblo de Iseltwald y su famoso
embarcadero, pero era aún temprano y a Miguel Ángel se le ocurrió la idea de
aprovechar lo que quedaba de día para ver el atardecer en Lauterbrunnen.
Si el día anterior habíamos
recorrido la costa norte del Lago Thun, aquella mañana de domingo comenzaríamos
nuestra ruta hacia el sur del Lago Brienz. El principal objetivo con el que
planteamos las visitas de aquel día era conocer el Museo al Aire Libre de
Ballenberg, un lugar que sabíamos, nos ocuparía buena parte del día, pero que
también nos dejó tiempo para realizar otras visitas.
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Museo al Aire Libre de Ballenberg |
Y es que poco antes de llegar a
Ballenberg, encontramos el desvío a uno de los lugares que llevaba anotados
como “visitas opcionales”, un lugar del que no esperábamos demasiado y que se
convirtió en uno de nuestros favoritos de este viaje por Suiza, Las cascadas de
Giessbach.
Las Cascadas de Giessbach, una de las visitas imprescindibles en el Lago Brienz.
Llegar fue fácil y con tan solo
seguir las indicaciones al Giessbach Hotel llegamos a un parking gratuito desde
el que se inicia un camino a través de un sendero que te deja a los pies de las
cascadas.
Una vez allí hay varias rutas de senderismo. Es posible ascender caminando a través del bosque, cruzando puentes de madera sobre el agua, hasta situarte detrás de la cascada y conseguir la foto más famosa de este lugar, con el Hotel Giessbach al fondo.
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Cascadas de Giessbach |
También se puede pasear hasta
llegar al Hotel, un edificio precioso situado entre montañas, que cuenta con un
restaurante con vistas, y desde donde se puede coger el funicular que asciende cada
pocos minutos hasta la parte más alta de las cascadas.
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Hotel Giessbach y Funicular |
Tardamos algo más de una hora en
hacer la visita completa y nos pusimos en ruta hacia Ballenberg por un camino en el que nos encontramos con éstas vistas del Lago Brienz.
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Lago Brienz |
Ballenberg, un Museo al Aire Libre donde pasar el día.
Para planear una visita a este
museo es necesario contar con unas cuantas horas libres en el planing. El lugar
es tan extenso, que hacer un recorrido completo no os llevará menos de tres
horas. Más si en ese tiempo, además decidís comer en alguno de sus
restaurantes, participar en las muchas actividades que se llevan a cabo, ver
los animales que os encontraréis en algunas de sus granjas o montar en el
carrusel que hay instalado para los más pequeños…
Todo eso y más lo hicimos
nosotros en nuestra visita a Ballenberg. Una visita en la que, guiados por un
mapa que nos entregaron en la taquilla junto a las carísimas entradas, nos
sirvió para orientarnos por todo el recorrido.
Ballenberg es en realidad un
museo, una exposición al aire libre de construcciones típicas suizas. Una
enorme extensión de terreno de un verde intenso, en la que encontramos
dispersos edificios históricos, escuelas o iglesias…
Visitamos cada una de las
construcciones que nos íbamos encontrando en nuestra ruta, entramos a las casas
tradicionales y recorrimos sus estancias deteniéndonos en cada detalle, viendo
sus instrumentos de cocina, el mobiliario empleado, sus despensas…
Entramos en graneros y vimos
aperos de labranza, visitamos talleres de maderas, de artesanía, corrales
llenos de animales de granja, establos con burros y caballos, vacas dispersas
en los campos…
Aprovechamos para comer al aire
libre en uno de los varios puestos de comida que hay dispersos por el Museo y
seguimos la visita hasta completar el recorrido.
Ballenberg nos pareció un lugar al que hay que dedicarle tiempo y que es necesario visitar con calma, pero que es sin duda una visita imprescindible especialmente si viajáis con niños.
Lauterbrunnen y el
Valle de las 72 cascadas.
El Valle de Lauterbrunnen era uno
de los “platos fuertes” de este viaje a Suiza y nosotros teníamos muchas ganas
de ver aquel pueblo situado en un valle y rodeado de montañas y cascadas que a
todo el mundo parecía impresionarle.
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Valle de Lauterbrunnen y Staubbachfall |
Lauterbrunnen es también conocido
como “el Valle de las 72 cascadas” por lo que imaginarse el paisaje con el que
nos íbamos a encontrar no era del todo difícil. La ubicación del pueblo no
puede ser mejor y conocer la cascada Trummelbach es una de las visitas imprescindibles
en esta zona de Suiza.
Las cascadas Trummelbach se
visitan a través de unas pasarelas de madera, que recorren entre senderos y
túneles las cascadas por el interior de las mismas. Nosotros nos quedamos con las
ganas, una vez más, por su difícil acceso y porque no nos pareció un lugar muy
adecuado para visitar con un bebé debido especialmente al fuerte ruido que
provoca la caída del agua.
En Lauterbrunnen nos conformamos con pasear por el pueblo, visitar su iglesia y acercarnos a uno de sus miradores (muy cerca de la estación de tren) para contemplar la panorámica del valle al completo con la impresionante cascada Staubbachfall al fondo.
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En Lauterbrunnen nos conformamos con pasear por el pueblo, visitar su iglesia y acercarnos a uno de sus miradores (muy cerca de la estación de tren) para contemplar la panorámica del valle al completo con la impresionante cascada Staubbachfall al fondo.
Allí nos quedamos hasta el
atardecer y nos despedimos de Lauterbrunnen para volver a cenar a un
restaurante muy cercano a nuestro hotel de Winderswil.
Nos quedaron muchas cosas por
hacer en el Valle de Lauterbrunnen, especialmente aprovechar para realizar
alguna de las muchas rutas de senderismo que salen desde allí y yo me quedé con
las ganas especialmente de subir en teleférico hasta Murren, un pequeño
pueblo situado en las montañas en el que
no circulan vehículos y que teníamos muchas ganas de conocer. Tendremos que
volver.
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Valle de Lauterbrunnen |
PUEDES LEER EL RELATO COMPLETO DEL VIAJE: