Iseltwald, el pueblo del embarcadero junto al Lago Brienz.
Iseltwald quizás no sea una de
las visitas imprescindibles en un viaje a Suiza. Seguramente no esté a la
altura de otros lugares como Lauterbrunnen, Chillon o Thun, pero desde que vi por
primera vez una fotografía de aquel embarcadero junto al Lago Brienz, supe que
tenía que ir a aquel lugar.
Llegamos a Iseltwald a primera hora de la mañana y apenas nos encontramos gente. Desde el parking donde dejamos estacionado el coche hasta la orilla del Lago Brienz atravesamos las calles desiertas de este pequeño pueblo en el que tan solo nos cruzamos con un par de burros que fueron la excusa perfecta para que nuestra peque pasase un rato divertido y sacásemos montones de fotos.
Embarcadero de Iseltwald |
Llegamos a Iseltwald a primera hora de la mañana y apenas nos encontramos gente. Desde el parking donde dejamos estacionado el coche hasta la orilla del Lago Brienz atravesamos las calles desiertas de este pequeño pueblo en el que tan solo nos cruzamos con un par de burros que fueron la excusa perfecta para que nuestra peque pasase un rato divertido y sacásemos montones de fotos.
Iseltwald |
Llegamos al famoso embarcadero después de perdernos por las calles del pueblo para ver sus casas, y paseamos los tres solos a orillas del Lago Brienz durante un buen rato.
Lago Brienz |
Iseltwald |
Grindelwald, un precioso valle rodeado de montañas.
Una vez de regreso a Winderswil, y tomando la misma carretera que
nos llevó el día anterior hasta Lauterbrunnen, llegamos al pueblo
alpino de Grindelwald. Un lugar que si por algo es famoso es por sus pistas de
sky y por los funiculares y teleféricos que ascienden a algunos de los picos
más altos.
Desde su estación de ferrocarril
es posible hacer una de las visitas (dicen) más impresionantes, y también más
caras, que se pueden realizar en Suiza; ascender al Top of Europe (el monte Jungfrau)
El pueblo está situado a más de
1000 metros de altura, en un valle rodeados del Eiger y el Wetterhorn y sus
paisajes invitan a perderse.
Grindelwald |
Y realmente eso fue lo mejor que
hicimos en Grindekwald durante nuestra visita de aquella mañana, comenzar a caminar sin rumbo,
alejándonos del pueblo en sí...
Tomamos algunos de los muchos senderos
que se adentraban en la montaña y comenzamos a disfrutar de los valles verdes
plagados de casitas dispersas, de encontrar flores en cada rincón, del paisaje en un día perfecto de Sol que nos dejó imágenes difíciles de
olvidar.
Harder Kulm, en la cima de Interlaken.
Si había algo que no queríamos dejar de hacer en este viaje a
Suiza era subir en funicular o en algún tren de alta montaña a alguna de sus
cumbres más altas. Opciones hay a montones en el país, todas con vistas espectaculares
y la mayoría con precios carísimos.
Con tiempo suficiente y con un
presupuesto sin límite la mejor opción es sin duda subir al Jungfrau. Un ticket
de unos 170 € por persona te permite acceder al Top of Europe desde Interlaken,
los paisajes desde la cima de la montaña del Jungfrau deben ser espectaculares,
aunque nosotros desechamos esa opción.
Por proximidad también valoramos
la subida al Rothorn, en el pueblo de Brienz. Me gustaba mucho la idea de
ascender a la montaña en un tren de vapor, pero la excursión duraba más de
cinco horas y la descartamos también por falta de tiempo.
Finalmente decidimos ascender al
Harder Kulm, la montaña de Interlaken a la que se llega en un funicular desde
la misma ciudad en un trayecto que dura unos diez minutos.
Harder Kulm |
Después de dejar Grindelwald, a
media tarde pusimos rumbo a la estación de Interlaken Ost, y desde allí tomamos
el funicular que cruza bosques mientras asciende al Rothorn.
Funicular desde Interlaken a Harder Kulm |
Arriba encontramos un restaurante
con terraza y un mirador con suelo de cristal y con unas vistas espectaculares
de Interlaken, de los Lagos Thun y Brienz y de los montes Jungfrau, Mönch y
Eiger.
Harder Kulm |
Tuvimos algo de mala suerte porque
según pasaba el día, el tiempo comenzó a empeorar cada vez más, y una vez
arriba encontramos el cielo mucho más nublado de lo que nos hubiese gustado.
Con aquellas vistas terminamos el
día, un día que había sido el último día “completo” que pasaríamos en Suiza. A
la mañana siguiente dejaríamos nuestro alojamiento en Winserswil para poner
rumbo al aeropuerto de Ginebra, aunque antes de volver tendríamos tiempo de una última
visita que nos llevaría a pasar la mañana en el Parque Natural de Blausee...
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