Islandia (tarde del Día 2): Visita al Parque Nacional de Thingvellir.

Sábado 8 de Octubre (tarde)

Habíamos pasado una mañana intensa en Reykiavik, llena de visitas pero también de contratiempos, antes de comenzar la ruta que nos llevaría a visitar esa misma tarde el Parque Nacional de Thingvellir (o Pingvellir). Por la noche, dormiríamos en el Hotel Gullfoss, muy cerca de la catarata del mismo nombre, uno de los lugares de Islandia, que junto al valle de los géiseres y al parque de Thingvellir forman parte del llamado Círculo de Oro de Islandia.


Valle de Pingvellir
Llegar al Parque Nacional de Pingvellir desde Reikiavik nos llevó unos cuarenta minutos, en un trayecto en el que comenzamos a ver el típico paisaje islandés, de grandes llanuras y carreteras casi solitarias.



Entramos a Thingvellir por la entrada oeste, llegando por la carretera 36 que nos llevó hasta el Parking 1, casi en la misma puerta del centro de visitantes, donde también hay servicio de restaurante y baños públicos (aunque de pago).

Junto al centro de información turística, un gran mirador nos ofreció las mejores vistas del gran valle en el que se extiende Pingvellir y del lago mas grande de Islandia, Pingvallavatn.

Desde allí salen los diferentes senderos que se adentran en el parque. Nosotros luchábamos contra las horas de luz, eran ya cerca de la cuatro de la tarde cuando llegamos a Thingvellir y temíamos que la noche se nos echase encima antes de que terminásemos de recorrerlo por completo.

Comenzamos a caminar por los senderos que se abrían paso entre las paredes de una gran falla (la falla Almannagjá) hasta llegar al Lögberg (la Roca del Rey), el que es considerado el punto mas  importante del Parque Nacional por ser el lugar de creación del Parlamento islandés. 


Río Oxará en Pingvellir

Durante todo el recorrido encontramos varios carteles con información sobre la importancia histórica de cada uno de los lugares que íbamos visitando. 

En Lögberg se realizaban asambleas y juicios y se condenaba a los "culpables" a sentencias de ahogamiento en las aguas del río que recorre el parque, el Oxará.

Para llegar a otro de los lugares mas conocidos del valle, la iglesia de Thingvellir, continuamos recorriendo senderos y atravesando puentes de madera sobre el río Oxará que atravesaban las llanuras de Thingvellir.

La iglesia (y la granja que hay junto a ella) estaban cerradas cuando llegamos, pero el paseo mereció la pena porque el paisaje desde allí era precioso y porque, a la mayoría de los visitantes del parque, la Iglesia les debió parecer un lugar demasiado alejado para llegar caminando. Y nosotros estábamos allí prácticamente solos. 


Iglesia de Thingvellir

Desde la Iglesia de Thingvellir desandamos el camino con la intención de llegar a Oxararfoss (la catarata del río Oxará) y la que iba a ser nuestra primera cascada del viaje, uno de los momentos mas esperados del día, y también una de las visitas imprescindibles en Pingvellir.

A esas horas ya cada vez había menos luz y dudamos durante unos minutos en que camino elegir para llegar a Oxararfoss. Desde Lögberg, un cartel nos indicaba que para llegar a la catarata teníamos que recorrer unos 800 metros a pie. Pero en mis notas llevaba una segunda forma de acceder a la cascada que no sabíamos si sería mas corta, aunque seguramente fuese mucho mas especial. 

Volvimos al parking del centro de visitantes para coger el coche y continuar por la carretera 36 unos kilómetros mas arriba,  hasta unos metros antes de llegar al desvío con la 361, desvío mediante el cual se accede a la entrada norte de Pingvellir.

Había leído que junto a la carretera 36 había una pequeña explanada de tierra y una verja cerrada que deberíamos cruzar. Y así lo hicimos, unos coches aparcados hicieron que lo encontrásemos sin problemas, y desde allí comenzamos a caminar por un estrecho cañón durante aproximadamente un kilómetro. 


Cañón de acceso a Oxararfoss


No íbamos a ganar tiempo, pero íbamos a descubrir un paisaje espectacular atravesando un sendero por el que caminábamos completamente solos, hasta llegar a Oxararfoss, ya al atardecer.


Oxararfoss

Desde allí, después de ponerse el Sol, recorrimos de nuevo el camino de vuelta por aquel sendero pero esta vez sin apenas luz, hasta llegar a nuestro coche. Y desde allí nos pusimos de nuevo en ruta hasta el Hotel Gullfoss, en el que pasaríamos la siguiente noche.

Llegamos una hora mas tarde a nuestro alojamiento, un hotel situado muy cerca de una de las cataratas mas importantes del país, que se extiende en una única planta con habitaciones a pie de calle, y donde por la noche cenamos a base de sandwiches y ensaladas que habíamos comprado esa misma mañana en el Bonus de Reykiavik.


Hotel Gullfoss (a la mañana siguiente...)

Aquella noche me dormí pensando que poco mas nos podía pasar, que a partir de ese día sería difícil encontrar mas contratiempos que superasen lo que nos había ocurrido aquella mañana en Reikiavik y que, desde entonces, el viaje solo podía ir a mejor...

RUTA DEL DÍA 2:




  
   
        
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