Islandia (Día 3): Círculo Dorado, Seljalandsfoss y Gljufrafoss

Domingo 9 de Octubre de 2016


La jornada de aquel día de viaje sería una de las que menos kilómetros recorreríamos. La ruta nos llevaría por la mañana a completar las visitas del Círculo Dorado, que ya habíamos comenzado la tarde anterior en Thingvellir, visitando en esta ocasión la cascada de Gullfos y el valle de los géiseres. Después nos dirigiríamos al sur, en busca de la Ring Road, para visitar las cataratas de Seljalandfoss y Gljufrafoss hasta llegar a Skogafoss, donde dormiríamos esa misma noche. El trayecto nos supondría recorrer en total unos 150 kilómetros e invertir aproximadamente dos horas en carretera. 

Antes de salir hacia Gullfoss, desayunamos en el enorme comedor del hotel en el que habíamos pasado la noche. Miguel Ángel acababa de volver de visitar la catarata a esas horas, había aprovechado que tan solo nos separaban unos kilómetros para "intentar" ver amanecer desde allí. Y mientras desayunábamos, no paraba de contarme lo espectacular del sitio, y lo especial que había sido estar allí completamente solo.


Gullfoss

A las nueve, mientras subíamos al coche para que yo pudiese disfrutar por primera vez de Gullfoss, no dejaba de llover. Por suerte la lluvia no era demasiado fuerte e incluso en algún momento pareció querer dejar salir el Sol, pero mi visita a la famosa cascada del Círculo Dorado estuvo pasada por agua.

Aún así fue increíble estar allí, era nuestra primera gran catarata del viaje... aunque la tarde anterior ya habíamos visitado Oxararfoss, Gullfoss no tenía comparación. El caudal de agua y el ruido ensordecedor al caer hacían de aquel sitio uno de los mas espectaculares que habíamos visto hasta ese momento.


Gullfoss

Recorrimos todas las pasarelas acercándonos todo lo posible al caudal del río y antes de regresar al hotel, decidimos pasar por el centro de visitantes para intentar comprar unas botas de agua que habíamos dejado olvidadas en casa.

Volvimos al Hotel Gullfoss a recoger el equipaje que aún teníamos en la habitación, y a realizar el check out antes de continuar con las visitas del día en el cercano valle de los géiseres, donde unos minutos mas tarde, estaríamos contemplando dos de las atracciones mas conocidas de Islandia: Geysir y su vecino, Strokkur. 

Aunque Geysir es el géiser mas famoso, en la actualidad se encuentra dormido y es su vecino, Strokkur, el que centra la atención de la mayoría de los visitantes que recorren el valle de los géiseres.

Strokkur

Strokkur por el contrario, erupciona cada aproximadamente cinco minutos, lanzando al aire cientos de litros de agua hirviendo.

El olor de este valle, al igual que otras zonas geotermales que visitaríamos días después, no es para nada agradable. Un olor a "huevo podrido" lo inunda todo y no invita a pasar mucho tiempo junto a los géiseres.


Geysir

De todos modos, allí además de ésto poco más hay que hacer, por lo que después de dar varias vueltas por los senderos que había señalizados y de ver como Strokkur explosionaba unas cuatro o cinco veces, decidimos acercarnos a una gran zona comercial que junto a los géiseres ofrece todo tipo de servicios: baños, cafetería, restaurante y una gran tienda de ropa y souvenirs en la que pasamos un buen rato curioseando. 

Hicimos un pequeño almuerzo allí, que nos serviría para reponer fuerzas hasta llegar a Skogafoss por la noche, y volvimos al coche para recorrer los 110 kilómetros que nos separaban de las cascadas de Seljalandsfoss y Gljufrafoss, donde llegaríamos una hora y media mas tarde.

Cuando en este trayecto, dejamos el interior de la isla para por fin conducir por la Ring Road, comenzamos a ver esos paisajes que a partir de ese momento y durante los siguientes días, no dejaban de tenerme con la boca abierta todo el tiempo.


Paisajes de Islandia

La carretera que circunvala Islandia es quizás, por la parte sur, una de las rutas escénicas mas espectaculares del mundo. Y lo es mucho mas si el trayecto se hace en el sentido contrario al de las agujas del reloj, porque solo de ese modo, es posible ver como una vez tras otra, decenas de cascadas vierten sus aguas desde las tierras altas. 

Seljalandsfoss es una de ellas, la primera que visitamos en el sur del país y una de las mas espectaculares. Uno de los lugares mas esperados del día donde pasamos mucho, mucho tiempo haciendo fotos. 


Seljalansdfoss

Hay un camino por el que se puede acceder a la parte trasera de la caída del agua, para poder verla desde el interior de la misma, pero cuando nosotros llegamos llovía bastante y el camino estaba embarrado y bastante peligroso y lo dejamos pasar...


Seljalandsfoss

Gljufrafos es su vecina menos conocida. A solo unos metros de Seljalandsfoss se encuentra uno de los lugares mas especiales que se pueden visitar en la zona. Nos pareció curioso que, de todos los turistas que encontramos en Seljalandsfoss, solo una decena compartiesen visita con nosotros en su cascada vecina.

Pera llegar a  Gljufrafoss tan solo caminamos unos metros (cinco o diez minutos aproximadamente), en línea recta y sin ningún desnivel. La cascada no es de visita fácil, porque hay que acceder al interior caminando por el agua y porque, una vez dentro, acabas empapado.

Gljufrafoss

Mientras se visita, solo unas pocas personas pueden permanecer en el interior al mismo tiempo y por eso, por su difícil acceso y por su visita sin apenas gente, esta cascada nos pareció una de las mas especiales del viaje. Pocas veces en la vida puedes contemplar una catarata desde el interior de la misma, viendo caer el agua a solo unos metros de ti. 

Empapados salimos de Gljufrafoss, por la visita en sí y porque en el trayecto al coche comenzó a llover a mares. Por suerte, en la media hora que tardamos en llegar a nuestro hotel en Skogafoss, la lluvia paró y pudimos aprovechar los últimos minutos de luz del día visitando el Museo de Skogar. 


Museo de Skogar

El acceso al Museo cuando llegamos no contaba con ningún control de acceso,  y pudimos recorrerlo sin coste. Era una visita diferente a todas las que habíamos realizado hasta el momento, un lugar perfecto para adentrarse en la cultura del país, pero a esas horas ya encontramos cerrado cada edificio del recinto y nos tuvimos que conformar con visitar las construcciones solo desde el exterior.


Museo de Skogar

Vimos las casas, la escuela y la iglesia que forman parte del Skogar Museum y volvimos a nuestro hotel. El Hotel Skogar tenía una ubicación de lo mas especial, una construcción de una única planta desde donde alcanzábamos a ver Skogafoss. 

Esa misma noche despedimos el día allí, junto a la cascada mas espectacular que habíamos visto en todo el viaje (y para mí, mi catarata favorita de Islandia). La visitamos sin cámara, sin fotos, porque en la madrugada del siguiente día, aprovecharíamos para levantarnos al amanecer, sin gente, a fotografiar uno de esos lugares de visita imprescindible en este país. 

RUTA DEL DÍA 3:






  
   
        
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