Praga (Día 1): Plaza de la Ciudad Vieja y Plaza Wenceslao

Miércoles 10 de Octubre de 2018

Nos despertamos aquel miércoles con cinco días completos por delante para disfrutar de Praga y por eso, y porque este era nuestro primer viaje diseñado íntegramente para disfrutar del “slow travel”, decidimos dedicar aquel primer día tan solo a visitar el casco histórico de Praga.

Después de nuestro primer desayuno en el Hotel Cloister Inn en el que nos alojábamos pusimos rumbo a la Plaza de la Ciudad Vieja, centro de la ciudad y lugar de encuentro de muchos de los monumentos más importantes de Praga.

El planing del día era visitar cada uno de ellos; conocer la Iglesia de San Nicolás,  ver el Reloj Astronómico, subir a la Torre del Ayuntamiento y visitar la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn.


Reloj Astronómico e Iglesia de Tyn

En un paseo de tan solo diez minutos estábamos llegando a la famosa Plaza mientras veíamos a lo lejos las Torres de la Iglesia de Ntr. Sra de Tyn alzándose entre los edificios y un montón de artistas callejeros en cada rincón.

Iglesia de Tyn

Lo primero que hicimos fue ir directos a ver el famoso Reloj Astronómico de Praga, que por suerte ya estaba libre de andamios después de varios meses en restauración. El Reloj Astronómico es posiblemente uno de los más famosos del mundo, aunque su función sea la de representar las órbitas del Sol y la Luna, y no la de dar la hora.

Reloj Astronómico

Cada hora en punto una serie de figuras animadas se pone en funcionamiento y esto se convierte en la mayor atracción para todos los visitantes que se concentran frente al Ayuntamiento para ver el “espectáculo” que, dicho sea de paso, nos pareció del todo prescindible. Y también nos pareció subrrealista ver como cientos de personas (nosotros incluidos claro está) dejábamos todo lo que estábamos haciendo para prestar atención a aquel desfile de pequeñas figuras.



Desde allí pusimos rumbo a la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn para visitar su interior.

Es difícil imaginarse la Plaza de la Ciudad Vieja sin las dos torres de la Iglesia de Tyn alzándose sobre ella. La fachada, por el contrario, no se puede observar desde la plaza y, a pesar de estar tan cerca, tuvimos que dar varias vueltas antes de encontrar el acceso a la Iglesia y poder contemplar esto…

Iglesia de Tyn

Iglesia de Tyn

Al salir cruzamos de nuevo la plaza, no sin antes pararnos con un par de artistas que trataban de hacer reír a nuestra peque y que posaron con nosotros para unas cuantas fotos…

Nos dirigíamos a la Iglesia de San Nicolás, situada en el lado opuesto de la plaza. Mientras nos acercábamos a la Iglesia y hacíamos alguna que otra foto del exterior, descubrimos que en el parque que se encuentra a los pies de la Iglesia había instalado un mercado con puestos de madera (al estilo de los mercados de la Alsacia) en los que vendían comida típica y souvenirs entre otras cosas. Pasamos un buen rato curioseando por los puestos y eso hizo que cuando quisimos entrar a San Nicolás, nos encontrásemos con el acceso ya cerrado.

Iglesia de San Nicolás

Iglesia de San Nicolás

La visita al interior nos quedaba pendiente, como también nos faltaba subir a la Torre del Ayuntamiento para contemplar las vistas de la Plaza de la Ciudad Vieja desde las alturas, pero después de pensarlo decidimos dejar estas visitas para la última hora del día pensando en que las luces del atardecer siempre ayudan a conseguir fotos mejores.

Y como teníamos aún tiempo hasta que llegase el momento de ver atardecer, decidimos dedicar lo que quedaba de tarde a visitar la Plaza de Wenceslao. Por el camino aprovechamos también para comer algo rápido en un McDonalds y para visitar una conocida juguetería situada justo al lado, Hamleys. Una cadena famosa que ya conocíamos de nuestro viaje a Londres y donde nuestra peque pasó seguramente uno de los mejores momentos de este viaje.

De la Plaza Wenceslao poco puedo decir. Situada en el Centro de la Ciudad Nueva, en una zona rodeada de todo tipo de tiendas y restaurantes, nos pareció uno de los sitios más prescindibles de Praga ya que no le vimos ningún encanto.

Plaza Wescenlao

Así que no tardamos en volver sobre nuestros pasos de nuevo al encanto de la Ciudad Vieja, para realizar las dos visitas que teníamos pendiente. La primera, visitar el interior de la Iglesia de San Nicolás, continuó pendiente al acabar el día, porque por más que lo intentamos no conseguimos encontrarla abierta al público. Días más tarde la visitaríamos por fin.

 Torre del Ayuntamiento

Subir a la Torre del Ayuntamiento sí que fue posible, y fue para mí una de las pocas visitas que pude hacer desde las alturas, ya que la Torre dispone de ascensores que acceden hasta el último piso y que nos permitieron poder subir el carro.  En los días siguientes me quedé sin poder subir a la Torre de la Pólvora y a la Torre del Puente Carlos por no tener ascensor para subir el carro, ni tampoco disponer de algún lugar donde poder dejarlo durante las visitas y subir porteando a nuestra bebé.


Así que, siendo la única visita que hice de este tipo (Miguel Ángel hizo todas las demás) podéis imaginar que guardo un recuerdo especial de las vistas de la Plaza de la Ciudad Vieja desde la Torre del Ayuntamiento.

Vistas desde la Torre del Ayuntamiento

Ya de noche, y como haríamos cada día durante todo el viaje, compramos algo de comida para cenar en la habitación del hotel. Este día aprovechamos los puestos del mercado que había instalado junto a la plaza para comprar algo de comida típica para cenar; codillo, salchichas y patatas fue lo que cenamos aquella noche.



Nuestro primer día de viaje había sido perfecto, nuestra peque había disfrutado a cada rato (y nosotros con ella) y ya empezábamos a darnos cuenta de que viajar con bebés era mucho más fácil de lo que algunos aventuraban.

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