Praga (Día 3): Puente Carlos, Isla de Kampa y Monte Petrin.

Viernes 12 de Octubre de 2018

Nuestro tercer día en Praga lo dedicaríamos a visitar la Isla de Kampa por la mañana, y el Monte Petrin por la tarde. De nuevo sería un día tranquilo, un día en el que disfrutamos de una comida con sobremesa en un restaurante junto al río Moldava, y un día de paseos por los parques de la isla de Kampa y por los jardines del Monte Petrin. Fue un día en el que vimos más de lo planeado, pero de nuevo a un ritmo que nos permitió disfrutar de cada lugar sin prisas.

Nuestro hotel estaba tan bien situado que no tardamos ni diez minutos en llegar al Puente Carlos para comenzar nuestra ruta. Aquella era la primera vez que yo me encontraba frente al puente, Miguel Ángel se había levantado al amanecer para hacer fotografías sin gente y ya lo había podido disfrutar...

Amanecer junto al Puente Carlos





Amanece en el Moldava

El Puente Carlos es uno de los símbolos de Praga, un lugar por el que es difícil no pasar varias veces en un viaje a la ciudad ya que une la Ciudad Vieja (Stare Mesto) con la Ciudad Pequeña (Malá Strana).


Puente Carlos

Toda la zona estaba llena de vida a esas horas de la mañana. A cada lado encontramos una treintena de esculturas y junto a ellas músicos, pintores, artistas callejeros y un montón de gente que caminaba en cada sentido.

Músicos en el Puente Carlos

Tras cruzar el puente (algo que nos llevó mucho más tiempo del planeado) pusimos rumbo a la Isla de Kampa no sin antes hacer una parada en un lugar que se ha convertido en un símbolo de libertad en Praga, el Muro de John Lennon.



Hicimos fotos junto a la pared, llena de pintadas, textos reivindicativos y algunas estrofas de canciones de Lennon, mientras un músico tocaba canciones de los Beatles.

Muro de John Lennon

A unos metros del muro comenzamos a caminar por la isla en dirección al Museo Kampa, y no por visitar el museo en sí, sino porque justo en su entrada se encuentran unas esculturas (obra de un artista checo) que se han convertido también en uno de los lugares más visitados en la isla; las esculturas de los bebés gigantes.

Bebés Gigantes en el Museo Kampa

La isla está rodeada por un canal en el que es posible ver varios molinos, y entre ellos, el más conocido es el Molino del Gran Prior. También son varios los puentes que lo cruzan y entre los que no pasa desapercibido el llamado Puente del Amor por los muchos candados que hay colgados en él.

Molinos en la Isla de Kampa


Esta zona es también famosa por sus restaurantes, muchos de ellos considerados de los más románticos de la ciudad. Nosotros acabamos comiendo en uno de ellos que no voy a recomendar porque no comimos especialmente bien, y la cuenta fue de las más caras de todo el viaje. En este viaje no prestamos especial atención a buscar restaurantes con encanto, así que en este diario de viaje no encontraréis demasiadas recomendaciones gastronómicas.

Vista de la Torre Petrin desde la Isla de Kampa

Vistas del Moldava desde la Isla de Kampa

La tarde la pasamos visitando el Monte Petrin, para lo que decidimos subir en el funicular que, en solo unos minutos, nos dejó junto a la famosa torre. También se puede subir caminando.

El acceso al funicular se encuentra muy cerca de la Isla de Kampa, en la calle Ujezd, y muy cerca de él, en las escaleras de un parque cercano, nos encontramos casi sin buscarlo con el Monumento a las Víctimas del Comunismo. Un conjunto de esculturas situadas a diferente altura que simbolizan la destrucción del ser humano.

Monumento a las Víctimas del Comunismo


El trayecto en el funicular duró apenas unos minutos y cuando quisimos darnos cuenta estábamos en la cima de la colina junto a la Torre Petrin. La Torre es el punto más elevado de la ciudad y su arquitectura dicen que recuerda en cierto modo a la Torre Eiffel (aunque a mí no me lo pareció).

Torre Petrin

Las vistas desde la Torre, el motivo que nos había llevado a llegar hasta allí, bien merecieron la pena…

Vistas desde la Torre Petrin


No sé por qué, pero antes del viaje me imaginaba que desde la base de la Torre, desde el parque que se extiende a sus pies, se podrían contemplar también vistas de la ciudad, pero no es así. Posiblemente sí que se pueda si se hace el descenso a pie, aunque nosotros no lo comprobamos porque regresamos a la calle Ujezd también en funicular. 

En lo alto de la colina, además de la Torre Petrin, de un enorme parque y una bonita rosaleda, es posible visitar el Laberinto de los Espejos (aunque nosotros no lo hicimos ya que nos pareció prescindible). 

De regreso al hotel cruzamos el Moldava por un nuevo puente, el Puente de las Legiones, desde donde disfrutamos de una nueva perspectiva de la ciudad.

Vistas del Puente Carlos desde el Puente de las Legiones

También en el puente nos encontramos con un ascensor que descendía a la isla de Strelecky y, durante un rato, pensamos en bajar a conocerla aunque finalmente decidimos no hacerlo por ser ya demasiado tarde.

Como haríamos a diario, en el camino de regreso compramos algo de comida para cenar en el hotel (cosas de viajar con bebés) mientras preparábamos las rutas del siguiente día por el Castillo de Praga.


  
   
        
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